Capítulo I

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"No necesito una carga en mi vida. Vive y déjame vivir. Si no puedes permanecer lejos de mí, vete de aquí, no te quiero cerca"

Despierto agitada y llena de sudor, sus palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza y no me dejan seguir.

Están machacándome internamente.

Han pasado ocho años desde nuestra última conversación, pero esas líneas aún están grabadas con fuego en mi piel... el día en que rompieron mi corazón y que descubrí que la luz de las personas se apaga con el tiempo, su egoísmo y sus acciones.

Miro el reloj de la mesita de noche y veo que son las 6:30 de la madrugada, es hora de levantarse.

Camino al baño a alistarme para el trabajo y darle a mi abuela su medicamento antes de salir.

Llamo a la vecina que me ayuda a cuidarla mientras no estoy, para confirmar a qué hora debería estar aquí.

—Abuela, ¿estás despierta? —Toco la puerta de su habitación suavemente, no me gustaría que espabilara exaltada por hacerlo de forma brusca.­

— Kyoko, ¿eres tú? puedes pasar cariño. — Abro lentamente la puerta y la veo recostada en la cabecera de su cama con la luz de su mesa noche encendida.

—Debes descansar más. Ya te dije que no quiero que estés cerca de la cocina mientras yo no esté, sé lo mucho que lo amas, pero no quiero que después te sientas triste por no poder hacer las cosas que te gustan solo por mi ausencia. —Me acerco a la mesa donde tiene una pequeña jarra con agua y un vaso para sus medicamentos, lleno el último con el líquido transparente y camino de nuevo a la cama, la beso en la frente y me siento en la orilla del colchón, le entrego su medicamento y el vaso con agua.

Espero pacientemente a que termine para poder hablar un poco con ella antes de irme.

—¿Sabes qué es lo que más extraño, Kyoko? ­—Acaricio su cabello.

—¿Qué es?

—Al chico lindo que venía contigo, el de ojos especiales, el que te hacía tan feliz.­—Detengo mis acciones y pongo mis manos en mi regazo. Nunca le conté a mi abuela lo que pasó entre Satoru Gojō y yo; no era tan fuerte... no soy tan fuerte. No sé si algún día pueda serlo, porque sus palabras todavía me lastiman, después de tanto tiempo, aún duele recordarlas.

—Escúchame bien Kyoko Saitō, sabes perfectamente que mi vida se está apagando; cada día que pasa es un día menos con vida para mí, por eso... quiero que encuentres a alguien que siempre esté contigo. No sé qué pasó entre tú y Gojō, pero, por mi experiencia, creí que se querían de verdad, tal vez me equivoqué, sin embargo, no quiero que cierres tu corazón a nadie, porque algún día llegará el hombre adecuado, el que te haga recapacitar sobre todo lo que has hecho, lo que haces y lo que harás y, cuando llegue ese momento, debes entregar tu corazón; nunca dar nada a medias, porque cuando entregas a medias, las cosas no funcionan.

—Abuela, ¿alguna vez te rompieron el corazón? —Creo que esta será la primera vez que le abra mis verdaderos temores a la persona que me crió.

—Muchas veces cariño, pero de todas esas experiencias aprendí. La vida no es fácil y mucho menos un cuento de hadas. — me dice—. Lo siento Kyoko, eso nunca te lo dije. —Asiento, porque es cierto, nunca hablamos de esto.

Si se lo preguntan a otras personas, todos siempre pensaron que éramos la familia perfecta...

Qué equivocados estaban.

—Con Satoru fue diferente para mí, yo creía que el sol se ponía y descendía donde sea que él estuviera. ¿Cómo se supone que olvidas cómo se siente respirar cuando lo que siempre quise fue que él me amara? —Una lágrima traicionera cae de mis ojos y mi abuela recoge las siguientes.

—¿Es por eso que nunca me lo dijiste?

—No, yo me estaba desgarrando por dentro, pero no quería preocuparte. Siempre pensé que debía ser responsable de mis propios problemas. —Mi abuela asiente con la cabeza, se acomoda en la cama y hace que me acurruque en un ovillo, con la cabeza en su regazo.

—No te preocupes cariño. Este es el día en que puedes contarme todo, yo te escucharé.

Esas palabras son las que ansiaba escuchar desde hace años.

—¿Te molestó que desistiera de ser una hechicera?

—No, no me molestó y para ser franca, nunca me gustó que fuera siquiera una opción para ti. Me sentí aliviada cuando me hablaste sobre dejarlo y que, además, empezarías a trabajar como profesora. Estoy orgullosa de ti por eso.

—¿Qué te llevó a creer que Satoru Gojō me quería? —Acaricia mi cabello mientras seguimos hablando, no obstante, esta es la pregunta cuya respuesta más espero escuchar.

—Porque los ojos de las personas nunca mienten. Lo vi mirarte y perderse en ti. Estoy segura de que eras lo único que tenía en su mente, pero los chicos de ahora son demasiado duros para darse cuenta de sus sentimientos. —Sonrío.

—¿Crees que en algún momento él regrese a mi?

—No lo sé. Si está destinado a ser, no habrá nada lo suficientemente poderoso para distanciarlos más. Aun así, no cierres la puerta a otras posibilidades, pues si tu hilo rojo está atado al de él, no podrá correr lo suficientemente rápido o lejos de ti.

—Ya han pasado ocho años...

—Por eso mismo es que te pido que no sigas perdiendo el tiempo y comiences a hacer cosas que te hagan feliz. No puedes mentirme, llevo demasiado tiempo viéndote vivir solo porque tenías que hacerlo, ya es tiempo de que seas egoísta y pienses en ti misma.

—Abuela...

—¿Sí cariño?

—Tengo que ir a trabajar.

—Oh, está bien. —En ese momento escucho el timbre de la puerta. Estoy segura de que es Jess.

Me levanto de la cama, me recompongo la ropa y el cabello frente al espejo de la recámara y camino de regreso para besarla en la frente.

—Nos vemos más tarde abuela. Te amo. —Me acaricia un mechón de cabello y, después, salgo de su cuarto, camino hacia la salida tomando mi chaqueta y las llaves del departamento.

Cuando abro la puerta encuentro a Jess del otro lado, parada con su pequeño bebé en la cintura, la dejo pasar.

Cuando salgo a la calle, la brisa fría de principios de noviembre golpea mi rostro. No puedo dejar de pensar en lo que dijo mi abuela, ¿Satoru Gojō no veía nada y a nadie más que no fuera yo? 

Sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos y me dirijo hacia el metro.

Cuando bajo en mi estación y veo a toda la gente ir y venir en su vida diaria, no puedo evitar preguntarme

¿Dónde estás Satoru?
¿Piensas alguna vez en mí?
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Muchas gracias por leer ✨♥️
Este es el primer capítulo de una nueva historia, espero que la disfruten.☺️

Falling. | Satoru GojōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora