Capítulo VI

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Meto mis manos dentro del abrigo, el frío que se siente es horrible.

—No sabía que habías estado enamorada de Satoru. —Rompo el silencio mientras veo el vapor que sale de mi boca al hablar. 

Estamos recargadas sobre una barda esperando a que Ijichi Kiyotaka pase a recogernos, tal y como Gojō nos indicó.

—Sí, bueno... él me rechazó, así que no tendrías que estar preocupándote por eso ahora. —Me responde.

—No estoy preocupada. —Sé que mira mi perfil, pero no tengo la intención de devolverle la mirada.

No siento nada. Lo último de mi esperanza se quedó en la tumba de la persona que más me importaba en el mundo.

—Lo lamento mucho, Kyoko, yo sabía que no querías volver a la escuela de hechicería y yo...

—Ya no importa, la vida no es como queremos.

—¡Perdóname! —Jess me toma por los brazos y me obliga a mirarla. Su rostro está descompuesto y sus ojos llenos de lágrimas.

Me siento vacía, no soy capaz de hacer expresión alguna, sin embargo, no soy tan desalmada como para no admitir que el conocerla de alguna forma trajo luz a mi vida, aún cuando sus intenciones no fueran las mejores desde un principio.

Saco las manos del abrigo y tomo su rostro. Con mis pulgares, comienzo a limpiar debajo de sus ojos. Sé que siente el frío cuero de mis guantes, pero no me aparta.

—Es cierto que no seremos las mismas después de lo que pasó. Es cierto que la última cosa en el mundo que quiero es volver a la escuela de hechicería, pero también es cierto que fuiste una vela encendida en nuestras vidas y que gracias a ti, mi abuela se fue tranquila, ya que tal vez ya no estaré sola. —Sonrío un poco para que se tranquilice. Aún no la perdono completamente, contrario a todo saber que estuvo con ella en sus últimos momentos... eso... es algo que nunca voy a olvidar.

—No era solo eso, ¿lo sabes no?

—¿De qué hablas?

—Ella... lo último... lo último que me dijo cuando llegué luego de que te fueras con Gojō fue...

"No permitas que se apague su flama. Que enfrente sus miedos y que sea feliz... plena y completamente feliz"

Esta vez soy yo la que lagrimea constantemente; pensó en mí hasta su último aliento.

¿Qué tipo de persona seré si por lo menos no trato de cumplir su último deseo?

—Gracias Jess. De verdad estoy agradecida por este regalo, pero... sabes que seré diferente a partir de ahora, ¿cierto? —Nos alejamos la una de la otra. Ella comienza a tallar sus ojos para quitar sus lágrimas, menos mal que no tiene ni una sola gota de maquillaje.

—Lo sé. Te juro a partir de este momento que voy a apoyarte y protegerte con mi vida; te lo debo.

—No. —Parece sorprendida con mi respuesta y me mira fijamente con sus ojos hinchados después del llanto—. No digas que me protegerás con tu vida, esta ya no es solo tuya, tienes a alguien que te espera en casa. Por eso cuando Ijichi llegue, la única que abordará el auto seré yo. Esta es nuestra despedida.

—Ahora la que no te entiende nada soy yo. —Por un instante me vuelvo impulsiva y la abrazo fuertemente; ella parece reacia, ya que no me devuelve el abrazo, pero no me importa, ya no hay vuelta atrás. Este es el camino que debo seguir y debo hacerlo sola, ya pase mucho tiempo siendo débil a mis sentimientos.

—Lo que estoy diciendo es que debes volver a casa con tu esposo y tu hijo.

—Pero Gojō...

—Satoru no importa, esta es mi decisión. Escúchame, Jess, yo nunca tuve padres, siempre, desde que lo recuerdo, fuimos mi abuela y yo. La vida como hechicero es efímera en muchas circunstancias y lo sabes. Cuida tu felicidad y déjame encontrar la mía. —La interrumpo—. Este es mi favor especial.

Falling. | Satoru GojōKde žijí příběhy. Začni objevovat