1. Cuando te conocí.

13.7K 1K 142
                                    

Una vez que había tomado el valor para enfrentarse a su futuro, por más desgarrador y aterrador que pudiera parecerle, tenía que llevar a cabo el plan

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Una vez que había tomado el valor para enfrentarse a su futuro, por más desgarrador y aterrador que pudiera parecerle, tenía que llevar a cabo el plan. Extraviado en la inmensidad del poder que recaía sobre sus hombros, había empezado a perder el rumbo. Ya no era capaz de distinguir el bien del mal, había llorado como un idiota frente al infante que salvó de aquellos hombres y le había pedido perdón por lo que haría cuando llevara a cabo el retumbar.

Pero allí, conviviendo de cerca con esa gente pudo apreciar lo que se vivía a diario. El desprecio del enemigo hacia los descendientes del demonio era tan enorme que le daba rabia y producía una profunda impotencia dentro de él. Los consideraba esclavos, basura que aceptaba los mandatos de su amo actuando como perros fieles.

El claro ejemplo era esa multitud que presenciaba el triste espectáculo de aquellos hombres, girando sus rostros para enfocarse en las familias felices que recibían con brazos abiertos a sus familiares, porque eso era mil veces mejor que compadecerse del prójimo.

— Koslo-san, ¿son soldados heridos? —el  rubio adolescente se acercó para ayudar a los hombres que yacían en una fila, alejados del resto y con visibles secuelas de la guerra. Temblaban mirando un punto fijo murmurando susurros poco audibles.

— No te metas mocoso, son soldados que sufren estrés post traumático. —chasqueó la lengua el hombre y miró mal al infante, el desprecio que desprendían sus ojos podía atemorizar a cualquiera, pero Falco estaba allí para ayudar—. Quedaron así por cavar trincheras al frente. Las balas y los cañones suelen caer de repente.

El hombre sonrió lleno de malicia, se alejó un paso para emitir un sonido similar al de los cañones cuando caen en la tierra explotando todo a su paso. Su simple acción provocó perturbación en esos hombres perdidos quienes reaccionaron con temor. A los soldados les pareció una acción divertida, la cual los embargó en risas.

— Oye se volvieron a caer. —los señaló con burla. Jactandose de lo patéticos que se veían tomando sus cabezas entre sus manos y sollozando entre quejidos.

— ¿Estás bien?, cálmate. —el candidato a guerrero se hincó frente al hombre que se tapaba los oídos asustado. Intentó calmarlo dándole suave palmadas que le brindaran la calidez que necesitaba, sin embargo, parecía no surtir efecto. Suspiró y giró su cabeza para descubrir al otro sujeto que se hallaba sentado sin poder levantarse, tenía un muñón en su pierna, la cual perdió durante la guerra. Sintió pena por él y de inmediato se acercó para socorrerlo—. Tiene las cintas al revés. —señaló fijándose en su brazo—. No se preocupe, ya no hay necesidad de que vuelva a pelear.

Eren miró al niño que le ofrecía su ayuda de manera desinteresada, la sonrisa cálida transmitía calma, tal parecía que realmente era la luz en el infierno. Un alma pura manchada con ideales absurdos. Él también portaba esa cinta, pero a diferencia del resto era amarilla. Ese pedazo de tela les recordaba quienes eran, como si fuera una advertencia para la sociedad y una razón para excluirlos y humillarlos.

B R O K E N ¦ EREN JAEGERWhere stories live. Discover now