12. El retumbar.

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🚫Alerta de spoilers.🚫

Sus ojos pudieron abrirse sintiendo el aire en sus pulmones, los cuales se comprimían

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Sus ojos pudieron abrirse sintiendo el aire en sus pulmones, los cuales se comprimían. Los ojos le ardían y tosió intentando al mismo tiempo que se incorporaba, tiritando de frío. Miró a su alrededor confundida, su cuerpo sufrió los rastros del dolor. El resplandecer cristalino del agua cegó su vista, se levantó con dificultad, las piernas le temblaron y guió su mano hacia aquella parte que le causaba incomodidad. Pese a que toda su ropa estaba empapada, pudo sentir el líquido viscoso y bajó la mirada para encontrar el metal teñido de carmín.

La desesperación pronto se apoderaría de su débil y moribundo cuerpo, y la intriga por saber que había sucedido la consumió. Imágenes de lo que había sucedido llegaron a su mente y giró con desesperación cuando sintió una presencia de vida atrás de ella.

— No deberías levantarte. —dijo una segunda voz. Una voz que reconocía demasiado bien y que le provocó miedo—. Aún sigues muy débil.

Su mirada viajó de izquierda a derecha, inspeccionando el lugar donde se hallaban. Los únicos presentes eran Pieck Finger y Theo Magath, el hombre que por mucho tiempo llamó padre, quien volvió su vida un tormento y el mismo que le disparó.
Miró su abdomen para asegurarse de que nada fuera parte de su imaginación, pero al descubrir la mancha roja en su ropa descubrió que era completamente real. Alzó su blusa y pudo percibir las puntadas en su piel, cerrando la herida y deteniendo la hemorragia.

— ¿Dónde estoy? —cuestionó, llenándose la cabeza de dudas y más dudas. A pesar de que la cabeza le martillara y sintiera impotencia, apartó los malos sentimientos, para despejar su mente—. ¿Qué ha sucedido en Marley? ¿El titán...?

— El titán fundador le declaró la guerra a Marley. —pronunció las palabras que más temía escuchar—. Masacró a toda la multitud y robó el poder del titán martillo. Tuvo ayuda de sus compañeros y secuestraron a Zeke.

Las palabras le produjeron escalofríos. De solo imaginar toda la sangre derramada sintió su corazón encogerse. Pensó en Eren y las circunstancias que lo habían empujado a ese profundo abismo, debía estar sufriendo mientras aquellos pensamientos carcomían su cabeza. Cada minuto que pasaba significaba la muerte de la cordura del moreno.

— ¡Tengo que detenerlo! —intentó correr, reconociendo aquel lugar como la isla, la tierra de la gente de Ymir—. Tengo que detener a Eren.

— Ya nadie puede detenerlo. Es demasiado tarde. —el sonido de su voz disminuyó—. Eren Jaeger activó el retumbar. Ahora marcha hacia Marley con miles de titanes colosales. La masacre más grande de toda la historia está a punto de ocurrir.

Las piernas de Eirene fallaron, cayó de rodillas en el pasto de aquel lugar. Llevó su mano hacia su boca mientras las lágrimas descendían por su rostro. Sintió el terror en sus entrañas, la idea de la muerte de la humanidad le produjo terror, un terror más grande que el de sus pesadillas.

Una cuarta presencia se instaló en el ambiente y Pieck se volvió mostrando la larga hilera dientes a quien había aparecido de la nada. Aquella mujer levantaba los brazos en signo de paz para evitar que la atacaran.

— ¡¡Esperen un momento!! —gritó, no tenía intenciones de atacar, incluso sonreía—. Solo no me coman, ¿vale? Estoy completamente desarmada. —pronto se dio cuenta de la mirada que el hombre y el titán le dieron a la carreta—. ¿Qué? ¿El hombre de allá? —lo señaló—. No hay necesidad de preocuparse. Solo es un hombre inofensivo que se niega a morir.

Eirene se obligó a reprimir todos sus sentimientos de pánico. Tenía que levantarse y hacerle frente a la batalla, por más que odiase las guerras tendría que luchar hasta el final. No podría abandonar a la humanidad cuando más la necesitaban. Si algo había aprendido al lado de Eren, fue a decidir por si misma. Por lo tanto, no pensaba quedarse de brazos cruzados una vez más, no cuando las vidas inocentes peligraban.

— Nuestros intereses coinciden. Theo Magath, Pieck Finger. —los nombró. El ambiente ya no estaba tan tenso como segundos antes, incluso la mujer titán ya había abandonado su forma. La joven aún pasaba desapercibida.

— Levi Ackerman, parece que tienes la fuerza para pelear contra los nueve titanes, pero, ¿cómo esperas esquivar una de mis balas en ese estado? —adviritó en un tono desagradable. Theo Magath no tenía intenciones de bajar la guardia y amenazaba con dispararle sin tentarse el corazón.

— No puedo esquivar ninguna bala. Pero me estoy presentando ante el enemigo en este estado tan lamentable. —habló el capitán, ahora frente a los dos Marleyanos—. Dispara o escucha. Es tu decisión.

— ¡No! —la albina saltó de su lugar y se colocó frente a los eldianos. Se interponía entre el arma que su padre sostenía—. Tendrá que escuchar. —con la mirada reto a su progenitor—. Esta vez no me detendré. —sentenció, ahora tenía determinación.

— Siempre del lado del enemigo. —recriminó, bajando el arma—. Dijiste que matarías a Zeke, ¿dónde está el ahora mismo? —se dirigió a Levi, el cual mantenía su mirada en la joven delante de él. No daba crédito a lo que sucedía.

— Mi apuesta es que está luchando junto a Eren para poder usar su sangre real. —respondió la mujer del parche, aunque pareció pensar en sus palabras antes de volver a hablar—. Bueno, para tomar poder sobre el titán fundador.

— Parece que lo sabes todo, doctora Hange. —insinuó Pieck—. Incluso más que Marley. ¿Has visto al titán fundador en persona?

— Sé que es increíblemente grande y que parece invencible. —su voz se tiñó de fascinación, parecía una niña pequeña emocionada, pero en el fondo estaba tan aterrada por la situación—. Así que tendremos que hacer esto juntos. Combinemos nuestras fuerzas. Comprenden ¿verdad?

— ¿Por qué? —los ojos se le llenaron de lágrimas a Eirene y avanzó hasta Theo, tomándolo de la camisa para mirarlo con furia—. ¡¿Por qué tenía que ser demasiado tarde para que pudiera escuchar esas palabras?! —exigió una respuesta—. ¿Ahora lo ves? A pesar de todo lo que le hicimos a esta gente, nos brindan su ayuda, aún sabiendo que el problema es nuestro. ¡Es a nosotros a quien quiere matar el titán fundador!

— ¡Basta Eirene! —empujó el cuerpo de su hija, el cual casi cae al suelo de no ser por la ayuda de Hange—. Siempre has sido tan torpe. Conspiraste con el enemigo...

— ¡Es tú culpa! —le gritó, volviendo a ponerse de pie—. Quiero que sepas que la muerte de todas esas personas es tu culpa, quiero que cargues con eso hasta tu muerte. —apartó la mirada y le dio la espalda. No tenía intenciones de seguir peleando con su padre—. Así que no vuelvas a darme órdenes. Lucharé contra todo para traer paz a este mundo.

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B R O K E N ¦ EREN JAEGERUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum