Seré tu perdición [Completa ✔]

Capítulo 31

No he dormido una sola hora en lo que resta de la noche. Me la he pasado despierto vigilando a Avril, procurando que no se ahogara o algo parecido después de lo ocurrido hace un par de horas en el bar donde se encontraba ella con su amiga y Jayden. 

No podía dejarla sola sabiendo que estaba completamente ebria además de intoxicada, no del todo, pero se veía un poco mal. Incluso puedo decir que tiene un peor semblante al que solía tener cuando estaba en el mismo estado que ella. La observaba como se removía una y otra vez en su lugar, incluso hubo momentos que tenía que moverla hacia la orilla porque podía caerse de la cama y darse un golpe en la cabeza.

Ahora entiendo porque no la soportaban cuando llegaba en este estado hace varios meses.

Ahora veo su triste realidad. 

Hace un par de minutos comencé a ver que está amaneciendo, el cielo se aclaraba conforme pasaban las horas. Estaba preocupado por lo que pensaría su tía si la viera así, pero le envió un mensaje donde le dice que llegará un poco más tarde, que necesita dinero extra para ayudarle con sus trabajos de la próxima semana. 

Eso era una de las peores cosas. La persona que se ha hecho cargo de ella desde que su madre la abandonó se preocupa por su bienestar. Y me siento mal por la manera en que le agradece todo lo que ha hecho.

Por momentos trataba de apoyar mi rostro sobre mi mano, pero me olvidaba por completo que estaba golpeado. Me pongo de pie y camino hacia el baño, al momento de encender la luz me veo en el espejo; un enorme hematoma comienza a formarse en el pómulo derecho, además de que tengo una ligera abertura en la comisura del labio. Apenas y puedo tocarlo, me duele demasiado. El maldito de Jayden tiene buena puntería, pero claro que él no se salvó y lo golpeé como nunca lo he hecho.

Trato de limpiar la sangre que se ha quedado acumulada en algunas partes de mi boca, fue un completo error dejar que se secara ya que me arde al momento de intentar quitarla.

Mientras veo como corre el agua manchada de sangre por el lavabo, comienzo a recordar las palabras de Avril. Resuenan una y otra vez en mi cabeza. Quisiera no recordarlo, pero es imposible, y menos cuando estoy en su casa, aún más en su habitación, que solo me trae recuerdos de buenos momentos que hemos pasado en este pequeño lugar. Siento que soy tan ridículo al pensar en esto.

Salgo del baño en cuanto veo que ya no luzco tan fatal como hace unos minutos, me dirijo a donde se encuentra y me percato que ya está despierta, veo como frota sus ojos y hace un gesto de dolor, supongo por la resaca. Trato de moverme rápido para que no me vea, pero eso falla.

—Jo, ¿qué haces aquí? —toma su teléfono—. Y tan temprano.

Lo que sospechaba, no recuerda nada. Su maquillaje está hecho un desastre, el delineador lo lleva corrido como si hubiera llorado por horas, además de que su cabello está enredado.