—Sí, supongo —respondió, llevando una de sus manos a su nuca, apenado—. Bien, vamos arriba

Ambos caminamos, sin decir mucho, no era incómodo, pues necesitabamos nuestro tiempo para ordenar ideas y poder decirlas de la mejor forma.

Cuando llegamos a lo que parecia ser el comedor principal, me indico con un gesto que me sentara y el hizo lo mismo frente a mí.

—¿Te invito algo?

Negué con suavidad.

—Realmente, me gustaría hablar sobre esto, me parece algo... uhm, importante, al menos para mí

—Entiendo, pero, me gustaría hablar a mi primero —sonrio timido, un tanto avergonzado

—Esta bien —sonreí—, no tengo ningún problema

—Es un poco complicado sabes —comenzó cohibido—, bueno, nunca he sido una persona que habla mucho, pero, aquel día, cuando dormimos juntos —hablo sonrojado—, sentí que debía decirtelo, siempre quise hablar de esto contigo, además de que, aquella nota, tú partida tan repentina, no volver hasta cuatro años después, nuestro reencuentro, todo, ha sido abrir preguntas y jamás cerrarlas, ¿crees que podríamos solucionar cada una de ellas?

—Lo sé —hable, lentamente asintiendo—, no ha sido fácil, ni para ti, ni para mi. Ambos éramos un par de niños, cof, cof, pruebas de nuestros padres, cof, cof —dije rápido—, fuimos enmiendas de nuestros padres, y aunque al paso de los años, nos tomaron cariño, no quita el hecho de que para ambos fuimos un parche de sus errores, tampoco que conocernos fue una locura, en el buen sentido —reí, tomando su mano, acariciandola—, así como ambos estábamos llenos de misterio, pero sabes, eso jamás impidió que nos identificaramos el uno con el otro, jovenes, niños intentado ser exorcistas, adolescentes enamorados y peor aún, prohibido

—Ambos nos enamoramos el uno del otro, porque sabíamos lo que era ser el niño intentando ser exorcista —sonrió—, y sin importar, si era o no prohibido, aquel sentimiento floreció, entre un espacio lleno de trabas

—Lamento irme sin decirte nada —mencioné arrepentida—, quise quedarme, pero, mi padre no lo permitiría, ¿y sabes por qué? —el negó—. Cuando Shura interrumpio aquel momento, me lo contó todo —susurre sonrojada y un tanto, cohibida—, yo era una pequeña niña, con dos padres exorcistas, —me encogí de hombros—, tal vez por eso lo soy ahora, ellos se amaban y... querían demasiado a tu madre

—¿Qué? Ellos, ¿conocían a mi madre?

Asentí, con una ligera sonrisa y un apretón de manos.

—Ellos los defendieron —susurré, intentando no quebrar mi voz—. La orden intento, ya sabes..., que los hijos de una hija de hombre y el rey de Ghenna no nacieran y si lo hacían, murieran aquel día —tragué saliva—, pero mis padres están con Shiro y Yuri —sonreí un poco—, no creo que el te lo haya dicho, pero, él realmente amaba a tu madre y estaba dispuesto a salvarte a ti y a Rin, tanto que, mis padres lo apoyaron para escapar de aquí e irse lejos...

Yukio me miraba confundido, ni si quiera podía leer sus expresiones, feliz, alegre, incluso triste, preocupado. Diferentes cosas, que aquellos ojos, me comunicaban.

—¿Quieres decir qué... mi madre, ella conocía a mi padre y a Shura? ¿Shura siempre supo de esto y nunca me dijo? Pero, entonces, ¿por qué la orden nos mantiene vivos si querían matarnos?

—Despacio Yukio, no sé como Shura lo sabe, son ventajas de trabajar para los altos mandos, no sé porque siguen vivos, pero, algo tiene que ver mi padre, lo que nos lleva al siguiente punto —suspire pesadamente—, mi padre siempre estuvo enamorado de mi madre, es un poco extraño, pero sí, así sucedió. Mephisto se opuso totalmente a que mi madre ayudara a la tuya a escapar, porque sabía que Satán haría algo por protegerlos, sin embargo, mis padres hicieron lo que le habían prometido a Shiro y a tu madre, después de que escaparon, vino lo que conocemos como noche azul. Satán poseyendo cuerpos para poder saber de tu madre, y... —aprete los labios, tratando de no romperme

—Tranquila Dai...

—Esta bien, bueno, mi padre fue poseído por Satán, mi madre en un intento desesperado, también murió poseída —suspiré, era difícil hablar de eso—, Mephisto, cree que es tu culpa y la de Rin que mi madre muriera, por eso cuido de mí y no permitiría jamás que tú y yo, estemos juntos...

Ambos nos quedamos en silencio, que sí resultaba incómodo, no sabíamos que decir y ambos estabamos procesando la situación que estaba sucediendo.

—¿Y eso es lo que tú quieres? —pregunto con un hilo de voz

—¿Qué cosa? —pregunte mirándolo a los ojos

—Alejarte de mi lado, porque temes que pueda hacerte daño

—No. Esa fue la historia de mis padres, mi actual padre no puede verlo desde otra perspectiva, pero, eso no fue culpa de él, mi madre tomo sus propias decisiones, sabiendo sus consecuencias y aún así, quiso ayudar a tus padres, yo... no puedo odiarte por tu pasado, tú no lo elegiste, y cuando pudiste elegirlo, hiciste lo que mejor fue para ti

—Dai... y-yo, te quiero mucho, me gustas mucho y jamás podría hacerte daño, realmente, nada de lo que me contaste lo esperaba, pero, gracias a ti, sé más de mi origen, y entendería a Mephisto, pero, si eso no te detiene a ti, tampoco lo hará conmigo, ni con los sentimientos que tengo por ti

Sonreí, sentandome a su lado.

—Eso, jamás cambiaría lo que yo siento por ti —repetí—, sin importar si mi padre lo aprueba o no, te amo Yukio, sin importar tu pasado y como nos relacionamos en el, estamos en un ahora y en un aquí, presente, y eso, es lo que importa —sonreí, acariciando su mejilla con mi mano—, te lo diré una vez más, estaremos bien, te lo prometo

Él asintió ligeramente, mientras nos acercabamos lentamente, para después, unir nuestros labios en un delicado, suave y amoroso beso.

Fin

Nocierto, todavía falta
Sé que no es viernes pero bueno, tampoco actualice el viernes, duda ¿debería haber un poco de frutifantastico?
Y

sí, es pregunta para responder

-Seok


ʙʟᴜᴇ ғʟᴀᴍᴇs | ʏᴜᴋɪᴏ ᴏᴋᴜᴍᴜʀᴀ [FINALIZADA]Where stories live. Discover now