Linda Flor

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Febrero 27 [....]

Se balanceaba lentamente en los columpios del parque mientras miraba el cielo, ese día hacía un buen clima.

Su mirada se enfocó en la dirección de la que se escuchaban unos pasos aproximarse rápidamente.

Logró reconocer a la persona que iba a pasos apresurados hacia él.

Era Jack.

- ¡Gustabo! ¿Qué haces ahí solo? - Preguntó el pequeño.

- Miraba las nubes.

- Oh, entiendo... ¿Puedo verlas contigo?

- ¡Claro!

Jack se sentó en el columpio de alado, mirando las nubes en silencio.

Después de 5 minutos de silencio habló.

- Esto es muy aburrido, yo prefiero hacer otras cosas.- Dijo con un puchero el pequeño con ojos oscuros.

- ¿Cómo qué cosas?

- Hmmm... Veamos.- Saltó del columpio poniéndose al frente del rubio.- ¡A mi me gusta recolectar flores!

- Pero por aquí no hay muchas flores, Jack.

- ¡Yo sé donde hay muchas!

Agarró la mano del zafiro, halandolo hacia un lugar desconocido por el rubio.

- ¡Llegamos!

Gustabo miró alrededor, no daba mucha confianza el lugar, era la entrada a un pequeño bosque que había por la zona.

- ¿A-Aquí? - Se estremeció el más pequeño.

- Sí, acompáñame.

Volvió a llevarse casi a la fuerza a Gustabo, adentrándose al bosque.

Después de unos cuantos pasos, llegaron a un lugar lleno de flores.

- ¡WOW! - Gustabo parecía maravillado con el lugar.

- Lo encontré ayer cuando perdí mi pelota por aquí.

- Es genial, este lugar es asombroso.

- Puede ser nuestro lugar, si quieres.

- ¡¿Enserio?!

- ¡Si!

Corrieron y miraron las flores, encantados. La mayoría de las flores eran margaritas, y muchas otras que no tenían mucho de especial, sin embargo para ellos era un lugar perfecto, su lugar perfecto.

Después de un rato, Gustabo se acostó en el pasto, mirando otra vez al cielo.

- Desde aquí se puede ver mucho mejor las nubes.

- Sip.

Jack miró el brazo de Gustabo, estaba con moretones notables.

- ¿Qué te pasó?

- ¿Eh? - El zafiro entendió después de unos segundos a que se refería.- Aaah, esque mi papá se enojó anoche porque dejé mis juguetes en la sala.

Jack se acercó hasta quedar cerca del rubio y sentarse junto a este.

Empezó a entrelazar las flores que había recolectado, dejando extrañado al rubio.

- ¿Qué haces?

- Esperame un ratito.

Gustabo miraba expectante lo que había Jack.

- ¡Listo!

Se paró y puso en la cabeza del zafiro lo que pretendía ser una corona de flores.

- ¿Por qu-

- ¡Sé mi esposa, cásate conmigo!

- ¿Eh?

- Ahorita no tengo para un anillo, lo siento.- Dijo apenado el peli negro.- Pero mientras eso puedes usar la corona que te hice.

- ¿Anillo?

- Mamá dice que cuando te casas con alguien es para estar juntos para siempre. ¡Si estamos juntos puedo protegerte!

- ¡Entiendo! Está bien, casémonos.

Gustabo rebuscó en sus bolsillos algo que darle a su “esposo”.

Logrando encontrar 2 dulces de cereza.

- Toma, uno para ti, ese será tu anillo hasta que consiga uno.- Gustabo extendió el caramelo hacia Conway.

- Gracias.

Comían en silencio sus caramelos. Hasta que este silencio se vio interrumpido por el peli negro.

- ¿Sabes lo que es una flor de Sakura?

- ¿Sa... Kura?

- Es una flor rosa que crece en un árbol, mamá me mostró unas fotos.

- Oh, suena linda.

- Lo es. Me recuerda a ti cuando tus cachetes se ponen rosados.

- ¿A mi? - Y tal como dijo Jack, las mejillas de Gustabo se pintaban de rosa.

- Justo ahora eres una linda flor.- Rió Jack.

- Gracias...

- Tus cachetes están rosados.

- ¡Cállate!







Hanahaki | Intenabo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora