Verdad a medias

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Reita estaba imposiblemente cerca de Kai, ninguno se había atrevido a moverse un centímetro, ambos sonreían apenas mostrando la curvatura de sus labios. El rubio no pudo evitar pensar lo hermoso que en realidad era ese chico, aún si no podía ver su rostro con claridad, Kai seguía dándole la espalda y su cuerpo estaba recargado contra él. Se atrevió a acariciar la cintura del castaño oscuro con suavidad, levantando la camisa ligeramente; ninguno dijo nada, pero Reita se permitió respirar cerca del cuello del otro. Sintió la piel de Kai erizarse ante el contacto y estaba muy seguro que tenía los ojos cerrados.

Finalmente, lo tomó por el cabello con la mano izquierda y lo jaló con fuerza hacia su hombro, como había imaginado Kai no cambió su semblante, si bien, amplió la sonrisa ante el contacto brusco.

—Eres demasiado fácil —pronunció Reita besando su cuello.

—Es lo único que lograrás hacer —contestó Kai. Se movió sorpresivamente y tan rápido que fue imposible seguir reteniéndolo, se zafó de su agarre en poco movimientos. Kai volvió a recargarse en la pared mirándolo con sorna—. Quería ver que tan lejos llegabas. Creo que te confundiste, parece que el fácil eres tu —dijo mirando sin delicadeza el bulto en el pantalón de Reita que no había estado ahí antes—. No sabes contenerte, muy mal Reita, muy mal —sonrió cínicamente.

El rubio se alejó de la pared, caminando hacia una de las mesas del comedor mientras se acomodaba el pantalón. No se avergonzaría de estar despierto ante el contacto con Kai, no se molestaría en negar que el chico era estúpidamente sensual. Se sentó sobre la mesa y sonrió.

—¿Esperabas el trato delicado? —Chasqueó la lengua—. ¿Alguien realmente te lo ha dado?

—Que pregunta tan absurda —dijo Kai girando los ojos.

—Eso quiere decir que no.

—Eso quiere decir que no te importa —Kai se sentó en una de las sillas cruzando los brazos y las piernas, hizo un pequeño puchero que a Reita le dieron ganas de borrar con sus propios labios.

—Supongo que Matsumoto es todo un romántico —dijo de forma irónica, sintiendo un desprecio descomunal por el mercenario, que quiso pensar era por culpa de Shiroyama y nada tenía que ver con Kai.

—Ruki no es la única persona con la que he estado —fue el turno de Kai de sonreír maliciosamente, como si supiera la reacción del otro—. Además, sería absurdo pensar que tengo una relación romántica con él —frunció el ceño—. Somos amigos con intereses parecidos, no que te tenga importar —dijo a la defensiva.

Era cierto, no tenía por qué importarle pero lo hacía. No sólo quería saber cosas de Kai por ser el hermano de su mejor amigo, había algo en ese chico que lo hacía buscarlo como una luna a un planeta en órbita y estaba casi seguro que Kai reaccionaba de la misma forma, o al menos un poco, de lo contrario no se estaría justificando de esa forma. Tampoco iba a aceptarlo, esas cosas del amor no iban con él, tenía muchas cosas que hacer para estar pensando en cosas destinadas a películas y relatos de ficción.

—Dudo mucho que hayas tenido una relación seria con la clase de jefe que tienes —dijo Kai dando en el clavo.

Sin querer se revolvió incómodo, no era un tema que quisiera tratar—. No me la paso encerrado aquí —dijo de inmediato—. Puedo salir cuando yo quiera, no en estos momentos porque estamos en el torneo, pero en situaciones normales no hay ningún problema. No soy un prisionero —se cruzó de brazos. Por mucho tiempo parecía que lo había sido, pero había recorrido un largo camino y se había ganado la confianza de Yoshiki, podía hacer lo que él quisiera.

Kai ladeó al cabeza con curiosidad—. Quisiera saber cómo le hizo Yoshiki para lavarte el cerebro —dijo de forma despectiva.

—No me lavó el cerebro —hizo un ademan con la mano—, es algo que tu nunca entenderías —dijo con honestidad.

The True Murderous Intent [The Gazette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora