Capítulo 31 Hasta que tú quieras

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Bajamos a la cocina al anochecer, a prepararnos algo para cenar y me llevé oculto en la cintura del bóxer un preservativo, estaba seguro que no regresaríamos a la cama, sin haber terminado lo que empezamos hace meses, con ella pegada en la pared al fondo y así fue, aunque lo empezamos allí y lo terminamos sobre la encimera. Muy temprano, antes que llegara Denisse, subimos en Rayo y nos dirigimos al hangar, donde Sissi sería la primera y única mujer que volaría conmigo en Tormenta. Llevábamos una semana idílica en la cabaña y no podía recordar haber sido tan absolutamente feliz en toda mi vida. No había nubes negras amenazando lo nuestro. No sentía temor de aferrarme a lo que sentía por Sissi. Ella estaba sana, sabía todo de mí y estaba casi seguro que aunque era la única persona que de verdad me conocía, yo realmente le agradaba. Intentando averiguar lo que sentía por mí, recordé una pregunta que ella me había hecho hacía un tiempo y la formulé a mi vez.

- ¿Dónde nos deja esto?

- Conoces la respuesta – dijo besando la punta de mi nariz – "Justamente donde estamos, uno en brazos del otro, después de coger bien rico"

- ¡No! Quiero más. Estoy listo para ofrecerte exclusividad, para empezar.

- ¡Necesito comenzar con algún método anticonceptivo! Me gusta sentirte – expresó de pronto.

- ¡Sí nena, por favor! – dije, tomando su sugerencia como aceptación a mi propuesta - Seré el hombre más feliz si no vuelvo a entrar en ti con esa porquería puesta.

- Tenemos que esperar a mi próximo período, en unas tres semanas y media más o menos. No soy muy regular.

- ¡Pues nos sacrificaremos! - declaré, muy serio - ¡No más sexo hasta entonces!

Mi boca recorrió su cuello, bajó por su garganta y se quedó deleitándose en sus pechos, mientras mi mano buscó su sexo. Mi pulgar empezó a frotar su clítoris y dos de mis dedos la penetraron y comenzaron a entrar y salir de su vagina.

- ¿Y entonces? - señaló ella entre gemidos - ¿Dónde queda lo de no más sexo?

- Es que yo pienso una cosa, pero cuando está contigo, mi cuerpo hace lo se le antoja.

- ¡Qué afortunada soy! ¡Me encanta tu cuerpo!

- Tú enloqueces el mío y solo responde a ti. Espero que aceptes todo lo que quiere hacer contigo.

Mis dedos empezaron, pero mi polla celosa se recuperó enseguida, le puse el condón y los sustituyó. Un rato después, Sissi acostada sobre mí, tomó mi rostro entre sus manos y me miró fijamente.

- ¡Nadie creerá que la Venus de hielo, tiene un amante! – dijo asombrada.

- ¿De hielo? Los que te llamaban así, son unos idiotas ¡Eres fuego vivo, nena!

- Nunca antes lo fui – dijo besando suavemente mis labios – Tú me enciendes y solo tú puedes apagarme.

- ¿Por qué lo haría? Considero mi exclusiva responsabilidad, mantener viva esa llama.

- Pero... no estoy lista para que otros lo sepan. Especialmente Danny.

- No te preocupes, lo mantendremos entre nosotros, hasta que tú quieras.

Pasamos veinticuatro días en esa cabaña y nos costó mucho dejarla. Al regresar, comenzamos a encontrarnos en casa los días que Denisse no iba y en su apartamento los días que sí. Necesitaba verla a diario, no soportaba estar lejos de ella «¿Será que finalmente... estoy listo?» me preguntaba. Danny estaría en casa durante cinco días por Acción de Gracias y necesitaríamos guardar las apariencias. Lo nuestro era muy reciente e internamente no estaba seguro cuánto duraría o si duraría. No deseaba que mi hijo se ilusionara en balde, si por alguna circunstancia no llegaba a funcionar.

SUBLIME PLACERWhere stories live. Discover now