Capítulo 14 Visita inesperada

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«No me acercaré a ella, hasta que me busque» Eso era definitivo. Si quería mi ayuda, iba a tener que pedírmela, pero eso es algo que no podía explicarle a Danny. Lo nuestro era un juego de adultos, ambos teníamos que dar un paso cada vez. De otro modo parecería que la estaba empujando a hacer algo, que ella no quería o no se atrevía a hacer.

- Pensé que ya eran amigos.

- ¡Apenas nos hablamos! No somos ni cercanos.

- Pa... ya te vio desnudo! ¿Qué más cerca puede estar?

«¡No tienes idea!» imaginé, mientras llenaba mi boca con ensalada, para tener una excusa y no contestar lo que estaba pensando «¿Atada en mi cama? ¿Bajo mi cuerpo? ¿Juntos en la ducha?» Un trozo de carne sustituyó a la ensalada «Las posibilidades son infinitas» abandoné esos pensamientos y me reacomodé en el asiento, porque mi egocéntrico amiguito de allí abajo, se lo empezaba a tomar personal.

- ¡Dime! – Danny era implacable.

- Pues no sé. Verme desnudo fue circunstancial, no algo que ella quisiera hacer, por eso no me convierte en su amigo cercano. Debería pedir ayuda a alguien a quien haya visto sin ropa, por decisión propia.

Esa me pareció una excelente jugada, me dejaba fuera del asunto y al mismo tiempo averiguaba, si Danny sabía algo sobre una posible relación que tuviera Venus.

- Si alguien así existe, no está en esta ciudad o no me habría pedido ayuda. Ni siquiera su hermano está cerca.

- Puedes pedir a tus amigos que la ayuden.

- ¿Pete y John? No les pediría que pusieran a cargar una laptop, mucho menos que hicieran las instalaciones que Venus necesita en su apartamento.

- Bien, el caso es que Venus y yo no tenemos ese tipo de confianza. Deja que ella solucione sus asuntos. Seguramente debe conocer a alguien más que la ayude.

- Vale.

Necesitar mi ayuda era otra razón para comunicarse conmigo. Las festividades terminaron sin que la hubiera visto de nuevo. Por Danny me enteré que fue a pasar esos días con su hermano en Londres y regresaría ya para instalarse en su apartamento, cuando le avisaran que estaba listo. Siguió sin comunicarse conmigo, ya no sabía qué pensar al respecto. Danny se iba esa tarde, de nuevo nuestra casa se sumergiría en el silencio y la tranquilidad, demasiada tranquilidad. Retomé mi rutina de correr antes del amanecer, era lo único bueno de estar sin mi hijo, aunque no me hacía particularmente feliz.

Hacía quince días que Danny había regresado a Harvard y Venus seguía sin buscarme. No me provocaba cocinar para mí solo, por eso fui a desayunar en una cafetería cercana a mi empresa, donde seguramente, todo mi equipo había desayunado hacía más de una hora. Entre y me dirigí a una esquina del salón interior. Era la mesa que prefería en este lugar. Tomé mi desayuno con un buen café. El de ese sitio era excelente. Pagué la cuenta y cuando iba de salida, vi en otra mesa apartada a Venus, con el director barbudo, ella le tenía el rostro sujeto con ambas manos y estaban muy cerca uno del otro. Parecía estar a punto de besarlo, al parecer lo había perdonado por haberse follado a la suplente que se cayó de la cuerda durante el ensayo. Salí de allí sin mirar atrás, me dirigí a mi oficina y pasé el día de muy mal humor. Mi pobre asistente pagó las consecuencias, la llevé al borde de las lágrimas y decidí largarme antes que éstas, realmente se le desbordaran.

«¡Con razón nunca se comunicó conmigo!» iba pensando mientras conducía en dirección a ningún lugar. Necesitaba dar vueltas para despejar mi mente, con la mente en blanco, sin pensar en nada ni nadie. De pronto me encontré frente a un amplio local cuyo anuncio decía Sissi Myers, Academia de Baile. Recordé que ese fue el nombre que mencionó Danny. Estacioné, apagué el motor, miré arriba del local y vi el apartamento donde según mi hijo, vivía Venus «¡Lárgate!» decía mi cerebro. Encendí el motor y estaba a punto de marcharme, cuando la vi a través de una ventana. Vestía una malla blanca y seguramente estaba ensayando.

SUBLIME PLACERWhere stories live. Discover now