Capítulo 2 - Adoptado por una persona cuyas intenciones son desconocidas

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Ese día Bakugo se levantó temprano, se vistió completamente de negro y se quedó sentado en su cama en silencio.

Estuvo de esa manera por casi media hora, hasta que se puso de pie por fin y salió de su habitación.

En la entrada de los dormitorios se encontraba el profesor Aizawa, quien lo estaba esperando.

Ese día se iba a llevar a cabo un pequeño evento en conmemoración a todos los civiles que habían fallecido en el ataque en Shizuoka. El director le había permitido a Bakugo asistir, así que el profesor Aizawa iba a acompañarlo.

Bakugo no sabía si tenía ganas de ir.

Ya había enterrado a sus padres y no quería revivir el momento.

Llegó hasta el profesor quien lo miró fijamente por unos segundos y luego se dio la vuelta hacia la salida.

Bakugo odiaba esa mirada. Una mirada de pena y lástima. No le gustaba que las personas lo miraran así, nunca le había gustado. La diferencia era que antes podía gritarles unas cuantas cosas y demostrarles que no era alguien que necesitara lástima; pero ahora, no tenía la fortaleza de hacer eso. Cada vez que pensaba en hablar, inmediatamente sentía esa sensación que lo hacía quedarse en silencio. No podía hablar.

Caminaron hasta las puertas de la academia en donde se encontraba una camioneta; en ella viajarían hasta el lugar donde realizarían el evento.

El camino fue silencioso.

Iban hacia el lugar donde Bakugo había crecido; donde había tenido tantos recuerdos felices con su familia; hacia el lugar donde sus padres habían sido asesinados. Ahora, todos esos recuerdos felices eran reemplazados por ese horrible dolor que sentía al pensar en sus padres. Un dolor que solo conocían aquellas personas que habían perdido a alguien a quien amaban.

Después de casi dos horas de viaje llegaron a su destino.

Bakugo entró con el profesor al edificio de ceremonias y observó a las otras personas que, al igual que él, habían perdido algún familiar.

El interior del edificio era blanco y el suelo estaba alfombrado en rojo. Al frente del amplio cuarto, había un estrado en donde se encontraba una enorme mesa sobre la que estaban las fotos de las víctimas del accidente.

Bakugo subió, tras las otras personas que también habían asistido a la ceremonia, y observó las fotos de sus padres. Ambos sonreían.

Él no pudo sonreír como ellos, porque no se sentía para nada feliz.

Bajó del estrado y se metió entre el montón de gente que esperaba en silencio el inicio de la ceremonia.

Después de varios minutos, un héroe subió y comenzó a hablar acerca de lo lamentable que era perder a alguien importante; lo valientes que debían ser las personas que se quedaban atrás sufriendo la pérdida; y otro montón de cosas superficiales que a Bakugo no le interesaban. No aminoraban en nada su dolor.

Podía ver a muchas personas llorando a su alrededor.

Bakugo suspiró. Iba a ser un día muy largo.

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Endeavor llegó al edificio en donde se llevaba a cabo el evento de conmemoración. El director le había pedido que fuera. Solo lo hacía porque le quedaba cerca.

Cuando entró, observó a todas las personas que lloraban después de haber perdido a alguien a quien amaban. Lamentaba no haber acudido a salvar a esas personas, pero como había aprendido desde sus primeros años como héroe, no siempre podría salvarlos a todos. Había otros héroes que también estaban allí para proteger a los civiles, y él debía permitir que ellos también hicieran su trabajo. Sin embargo, esta vez había víctimas que no pudieron ser salvadas. Siempre era una lástima, sobre todo, al ver a las personas que sufrían por su pérdida.

𝑵𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂́𝒔 𝒔𝒐𝒍𝒐 (𝚃𝚘𝚍𝚘𝙱𝚊𝚔𝚞)Where stories live. Discover now