Amenazas.

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Hacía tiempo que no le oía, pero, no ha dejado de producir la misma sensación en mi cuerpo.
Hela sigue ladrando. Sobre todo a Susana.

-Es un incordio, señor -dice soberbia con ese tono bien subido que tiene.
Mira a Christian negando con la cabeza.

-Hela, ven -Sawyer se agacha y la llama pero ella sigue gruñendo a Susana y a Christian por partes iguales.
Bajo la mirada a mi pequeña y suspiro.

-Hela -le digo y ella deja de ladrar en el acto dejándolos perplejos, incluido a mí.
Me sigue hasta el sofá moviendo su rabito con una chulería increíble. Sonrío orgullosa de ella. Tomo asiento dándoles la espalda a los presentes y ella se sube al sofá y se acomoda apoyando la cabeza en mis muslos.

-Dejadnos solos -dice Christian con su torrente de voz imperioso y se empieza a oír movimiento.
Hela levanta la cabeza y alza las orejas mirándole. No hace nada, solo le mira hasta que siento que el sofá se hunde detrás de mí y me llega el calor de su cuerpo, y su olor, y también percibo su ansiedad.

- ¿Por qué estoy aquí? -pregunto en voz baja.
Hela sacude la cabeza y vuelve a apoyarla en mis muslos.

-Te he echado de menos.
Mi cachorrillo le mira fijamente y de pronto se levanta y va con él. Se le lanza encima haciéndole reír.

-Eh, renacuaja, ya pesas mucho -le dice animado.
No me atrevo a mirarle.
-El entrenador dice que necesita ejercicio, pero que apenas consigue hacer nada con ella. Es incontrolable, Ana. No hace caso a nadie y se pasa las noches aullando.
Hago una mueca.

-No quiero que se la lleven -digo.
Oigo su suspiro.

-Lo sé, cielo, pero tiene a todo el mundo aterrorizado y solo es un cachorro.
Suspiro acongojada.
La loba salta hacia mí y me mira con esos ojitos ámbar como piedras preciosas. Acuno su carita y la acaricio.

-Eres una cachorrita muy bonita -le digo bajito y ella se sienta frente a mí sin dejar de mirarme.
Mostrándome su espectacular porte de pura raza. La mano de Christian aparece por el lado, enfundada en una camisa blanca y le rasca detrás de la oreja.

-Sí que lo es -dice y Hela se tumba en el sofá y se queda mirándonos, sus ojitos empiezan a cerrarse poco a poco mientras se relaja.
Como si supiera que nada malo le pasaría. Como si supiera que ambos cuidaríamos de ella y la protegeríamos de todo.
Christian se mueve y me abraza por detrás, yo me tenso de golpe, pero él me aprieta con más fuerza y suspira de angustia apoyando la cabeza en mi hombro.

-Sé que no quieres verme, sé que estás decepcionada y asustada por lo que ha pasado, pero... yo sigo queriéndote a mi lado.
Cierro los ojos con fuerza y me giro para mirarle. Y como la primera vez que le vi, me deja sin aliento.
Está más guapo, más fuerte, más intimidante y más poderoso pese a esa mirada dulcificada que me dedica. Lleva solo una camisa sin corbata, con los primeros botones abiertos y un pantalón negro de traje, y aún así está impresionante.

-Me lo advertiste muchas veces, y pudieron hacerte daño a ti también. Tu hermana tenía razón. Me dejaron echa un trapo, estaba horrible, ni siquiera podía mirarte cuando ella me lo dijo y casi deseé que me hubieran matado. Tengo que alejarme de ti y aprovechar esta segunda oportunidad.
Su expresión se endurece violentamente y yo me regocijo por dentro.
¡Que se joda la bruja!

-Mi hermana qué coño sabe... -dice con una mirada aterradora-. Solo tú yo sabemos lo que sentimos estando juntos.
Suspiro.

-Christian, estás obsesionado. Ni siquiera piensas con claridad.
Aprieta los labios enfadado.

-No he tenido las cosas tan claras en mi vida. -Su mirada gris se vuelve fría.

-Han intentado matarme. Esto es una locura -digo y él me abraza.
Fuerte.

Loba rojaWhere stories live. Discover now