Capítulo 12

418 77 46
                                    

Al llegar me estacione frente al hogar de los Bracamontes, apague el auto y gire un poco con la intención de quitar el cinturón de seguridad pero Marcus coloco su mano por lo cual gire para verlo.

— ¿Que sucede?

— Ese hombre, es el periodista que escribió tu artículo —mencionó pero yo guarde silencio —no sólo eso, también la persona con la pasaste tu tiempo en Italia y aparentemente también tu vecino.

—¿No? —respondí con un tono de voz dudoso, como si esa simple palabra pudiera salvarme de esta situación o convencerlo de lo contrario. Él me miró y yo solo presione el botón para quitar el seguro del cinturón de seguridad —. En fin, vas tarde al trabajo.

—No vas a lograr cambiar el tema, aquello no fue una cuestión era una afirmación, se que es él. Mi duda es ¿por qué? ¿Por qué pasas tanto tiempo con él si arruinó parte de tu trabajo?

A mi mente solo vinieron todas las imágenes en Italia, en como nuestras  discusiones y peleas constantes al parecer terminó en un tipo de ritual que creíamos finalizado cuando las vacaciones en Italia terminaron pero al final se convirtió en algo nuevo cuando descubrimos ser vecinos pero aquello no duró tanto debido a un incidente tras otro, la imagen de mi facturando su mano contra la puerta se repetía una tras otra, después de todo aquel accidente fue lo que inició nuestro tratado de paz que aún sigue en pie.

—Digamos que pasaron muchas cosas, en verdad muchas cosas pero no te preocupes él no volverá a escribir algún articulo sobre tu familia o mi trabajo.

—Ese no es el problema.

—Entonces, ¿cual es el problema?

—Eres alguien muy ingenua, confías fácilmente en alguien tras disculparse. Debes entender que los hombres como él siempre tienen dobles intenciones.

—Entiendo que soy torpe y que la mayoría de esas torpezas ocurran a tu lado pero no soy una ingenua.

—Eres la persona más ingenua que conozco. Crees que puedes ir por ahí resolviendo los problemas con palabras de amor y las cosas no son así.

—Eso no viene al caso, si crees que solo soy una ingenua por lo torpe que puedo llegar a ser a veces solo dilo.

—Eres un completo desastre, solo provocas que las personas se preocupen por ti y aunque te digan las cosas como son en realidad te vas por ahí en tu mundo de fantasía.

Bien, aquello si me ofendió.

—Ya solo dime que soy estúpida y ahorrarte todas tus palabras tratando de reñir como si fueras mi padre.

Quite su mano del cinturón de seguridad para quitarlo por completo y así bajar del auto, vaya que podía ser irritante a veces. Cuando iba a cerrar la puerta lo mire y una vez que me asegure de no volver a repetir el error de volver a romper la mano de alguien con la puerta la azote para irme molesta en dirección a su hogar, toque la puerta para ser recibida por Judith, la ama de llaves quien me sonrió pero yo solo seguí mi camino hasta llegar a la cocina y sentarme de brazos cruzados.

—¿Que te sucede? —pregunto mi hermana mientras bajaba su taza, Marcus entró a lo cual yo gire a verlo para solo volver a girar mi rostro molesta.

—¿Volviste a molestar a Ari? Marcus ya deberías saber comportarte cómo un caballero—le riño su madre.

—No hable con él afán de ofender, él hecho de ser malinterpretado...

—Me llamaste estúpida, ¿donde se supone que malinterprete la situación?

—Marcus, ¿como pudiste llamar así a Ari?

¿Aceptas Este Amor? Si... No... ¿Tal Vez? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora