"Y entonces, después de casi 100 años en este mundo, reconozco que no se nada aún de la vida, porque no había tenido el placer de coincidir contigo."
"A veces solo tienes que sostenerte a una fantasía para mantenerte en la realidad."
"Mi bajo autoes...
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Mamá subió el cierre del vestido y me ayudó a peinarme y maquillarme.
Miré el encaje púrpura del vestido y combiné mis labios de un rojo oscuro.
—Estás hermosa.
Sonreí.
—Agradécele a Megan que me convenció de esto.
— ¿Meison tiene algo que ver con el cambio?
La miré seriamente.
—No quiero que vea lo demacrada que estoy... gracias por ayudarme.
Mamá bajó la mirada y asintió.
—Megan vendrá para ayudarte a bajar en un momento.
Asentí.
Cuando salió de la habitación miré mi rostro en el espejo detenidamente.
Había algo diferente en mi.
No solo era la enfermedad, mi piel parecía más pálida, mis facciones más marcadas.
Mi cabello estaba suave y sedoso, cosa extraña, tenía meses sin arreglarlo.
— ¿Lista?... wow.
— ¿Que pasa Meg?
—Estás muy linda Mackenzie... me alegra que hayas aceptado que te arreglaramos.
—Es navidad Megan, no podía amargar a toda la familia, mejor complacerlos. y gracias.
Me tomó del brazo y nos encaminamos a las escaleras para bajar con detenimiento.
Cuando terminé de pisar el último escalón, levanté la mirada y sentí algo que hacía años no sentía.
Los estúpidos murciélagos revoloteando mi estómago.
Un ángel a veces parecía poco para describir a Meison.
Me tomó la mano sonriendo y por un momento sentí como si fuera la primera vez que nos mirábamos, como si jamás hubiera sentido eso antes. Y como si fuera la última vez que lo iba a sentir.
Meison me llevó hasta la mesa y retiró la silla para poder sentarme.
Se lo agradecí con una sonrisa y recordé el día que me pidió ser su novia.
Alejé el recuerdo de mi antes de que fuera doloroso, en lugar de bello.
—No me has dicho que quieres que te regale—musitó Meison.
— ¿Regalarme?
—Es navidad Mackenzie.
—No quiero ni necesito nada, te tengo aquí conmigo.
El timbre sonó y mi madre se dirigió a abrir la puerta.
Yo me levanté bruscamente pensando que se trataba de quien creía: el padre de Megan.
