"Y entonces, después de casi 100 años en este mundo, reconozco que no se nada aún de la vida, porque no había tenido el placer de coincidir contigo."
"A veces solo tienes que sostenerte a una fantasía para mantenerte en la realidad."
"Mi bajo autoes...
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Por la ventana el viento soplaba fuerte y cuando comenzó la tormenta, me levanté a cerrarla.
Mi padre ingresó a la habitación con una expresión extraña.
— ¿Pasa algo?
—Si—musitó asintiendo—Hubo un problema en Inferian, tu madre y yo nos iremos un par de días.
— ¿Qué ocurrió? Creo que debo saberlo—le dije sentándome en la cama mientras pasaba los dedos por mi cabello.
—Alguien... alguien asesinó a un demonio. Los demonios son criaturas difíciles, explosivas, pero no malas...esto no fue un accidente, fue un asesinato y no puedo dejar que comiencen a matarse entre si, los humanos ya nos consideran monstruos, no podemos convertirnos en eso. Es algo muy delicado.
Lo miré un poco asustada.
Inferian y las demás dimensiones siempre me parecieron pacíficas, lindas, alegres... un asesinato me hace reconsiderar todo y temer de Zacros.
—Deimon llegará en un par de minutos.
— ¿Deimon? ¿Por qué él?
—En ausencia de Meison solo confío en Keyleb y Deimon... creo que Keyleb te ha cuidado demasiado estos días ¿no?
Asentí a regañadientes.
Me dedicó un beso en la frente y un abrazo.
—Bree sigue dormida, cuiden bien de ella, nos vemos pronto Kenzie.
—Cuídense mucho papá, suerte.
Asintió saliendo de la habitación.
Me levanté a observar por la ventana y los vi a él y a mi madre caminar hasta el patio trasero, mientras la lluvia los empapaba, para abrir el portal a Inferian.
No quería ver o hablar a Deimon, pero no podía ser inmadura, simplemente haría como que nada pasó, como que jamás me mintió.
Cerré los ojos y me recosté en mi cama un poco mareada, pero no pude conciliar el sueño de nuevo.
Sentí una mirada que me hizo abrir los ojos.
—Hola—musitó mi ex mejor amigo vampiro con culpabilidad.
Levanté las cejas en gesto de saludo.
—Puedes quedarte donde quieras, Bree sigue dormida y yo descansaré.
Me giré en la cama, dándole la espalda sintiendo una punzada de culpa.
Él fue el que arruinó todo, no tú. Me recordé.
Lo escuché salir de mi habitación y sentarse en el pasillo.
Pasé alrededor de media hora intentando dormir, pero jamás lo logré.
