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Yoongi, Hoseok y Namjoon se dirigieron a la oficina del líder para tratar un tema de suma importancia, pues en el tiempo que el pelinegro había estado conversando con Jimin, Hoseok había recibido una llamada del segundo al mando del señor Moon

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Yoongi, Hoseok y Namjoon se dirigieron a la oficina del líder para tratar un tema de suma importancia, pues en el tiempo que el pelinegro había estado conversando con Jimin, Hoseok había recibido una llamada del segundo al mando del señor Moon. Era algo delicado, por lo que no se quedarían en la oficina regular.

Entraron a una oficina espaciosa con un escritorio de madera oscura en el fondo, unos cuantos muebles con mullidos cojines y una mini biblioteca cuyos estantes llegaban casi al techo; también había cuadros decorativos en las paredes y un gran mapa de Corea que marcaba las divisiones territoriales y las manadas más importantes.

Sin embargo, los tres hombres continuaron su camino hasta detenerse frente al gran librero que adornaba la oficina. Yoongi se acercó a uno de los pisapapeles con forma de gato y brillantes esmeraldas en lugar de ojos y una débil luz fosforescente escaneó su iris derecho; mecanismo instalado por el genio Namjoon.

Casi de inmediato, el librero se deslizó por la pared, dando paso a unas iluminadas y estrechas escaleras. Una vez que bajaron de nivel, el librero volvió a moverse y los cubrió de ojos y oídos curiosos.

El local no era tan grande como la oficina principal pero les daría la privacidad que buscaban; además de estar equipado con todo lo necesario. Podían verse pequeños televisores que mostraban cada una de las cámaras de vigilancia que había instaladas en la mansión y alrededor de esta. Había una computadora de última tecnología, montones de papeles y documentos. También, aunque no menos importante, armas, porque desgraciadamente las necesitaban, aunque prefiriesen no usarlas.

—¿Y bien? —preguntó el líder a su primo Hoseok mientras se recostaba al escritorio y cruzaba los brazos sobre su pecho.

Por su parte, Namjoon hizo lo mismo, aunque se recostó a la pared. Hoseok, inmutable, se sentó en un largo sofá negro frente a los otros dos Alfas.

—Tal vez quieran sentarse para esto —dijo el de cabellos rojizos al tiempo que se aflojaba un poco la corbata.

—¡Por la Diosa Luna, Hoseok, solo escúpelo ya! —vociferó Yoongi exasperado.

—Bien, bien —pronunció el mencionado—. Esto es bien serio, Hyungs. Como saben, recibí una llamada por nuestra línea privada del segundo al mando de la manada de Busan, Nakamoto Yuta. Anoche atraparon a uno de los resistentes que pertenece al grupo de Lee Jooheon y lograron hacerlo confesar. El tipo dijo que alguien de nuestro lado les daba información constante sobre todo lo que hacíamos y por eso podían escapar antes. —Hoseok suspiró con pesar—. Siempre han estado un paso por delante de nosotros.

—¿Estás diciendo que tenemos un traidor entre nosotros? —inquirió Yoongi con seriedad.

—Es lo más probable.

—¡Imposible! —exclamó Namjoon—. Todos nuestros hombres fueron cuidadosamente seleccionados y son de confianza.

—Al parecer no todos son de fiar, Joon —expresó Hoseok con desagrado—. Y ahora mismo no podemos darnos el lujo de tener a un espía ayudando a la resistencia.

𑁍˖⋆Ꮇꭹ Ᏼꭼꮮꮻꮩꭼꭰ Ꮻꮇꭼꮐꭺ˖⋆𑁍  YOONMIN ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora