Capítulo IX: Kardia II

117 17 32
                                    

No tuve mejor idea que seguirlo.

Corrí lo que más pude y él no se detenía, no era propio que se acelere, podía tener una crisis en cualquier momento, vi como se abrazaba a sí mismo. No podía hacerme sentir más culpable.

Cómo quería besarlo, quería hacerlo y me sentí tan mal por ello, dejé que mis deseos tomaran y gobernaran mi juicio y perdiera mi amigo.

- Por favor Kardia detente... - rogué - no corras más puedes tener una crisis, es de noche, déjame llevarte a la habitación. Olvidaremos todo esto por favor.

Habíamos corrido tanto que ahora estábamos cerca de la capilla.

- No quiero regresar... - Kardia por fin se detuvo y se volteó.

Vi otra vez ese rostro, él estaba llorando, destrozado, me hizo recordar a Dohko, su nariz roja, el borde de los labios y esos ojos llenos de dolor. Nadie había muerto, pero que egoísta fui, otra vez yo había matado a otra persona.

- Lo... siento Kardia, no quería hacerte esto, yo no pude controlarme, todos me miraban y me puse nervioso. Fui tan egoísta... por favor perdóname, no dejemos de ser amigos por favor... no quiero perderte.

¿Eso era realmente lo qué quería decir?

-Yo quería que mi primer beso fuera con alguien que me amara... no de esta forma, lo hiciste por que te obligaron, me siento humillado ¡Se supone que eras mi amigo!

Y ahí vino la ira.

¿Por qué soy tan cobarde?

¿POR QUÉ NO LE PUEDO DECIR LA VERDAD A KARDIA?

- Te equivocas, yo... - Sí, estaba apunto de decirlo, maldición- tú...¡DEMONIOS! ¡LO DIRÉ! me gustas, me gustas siempre lo hiciste pero hoy no era el momento... hoy no lo era.

Lo dije, fue peor que una bandita, no quise mirarlo, bajé la cabeza y vi mis zapatos sucios, llenos de lodo por correr, el olor de las flores de jazmín y otra vez silencio.

Pero este silencio me dolió como ningún otro.

- Qué...

Esto es aún peor.

- Sí, no me preguntes por qué, solo es lo que siento. Por favor dime algo, no me dejes solo con mis pensamientos - no podía mirarlo.

- Cómo puedes ser tan egoísta... Eres lo peor, decir esas cosas para que no te deje, para que no sigas solo ¿no? Juegas con mis sentimientos... yo...

Sentimientos... acaso Kardia también...

-No es así, no es así, por qué me arriesgaría ahora a perderte sino fuera cierto.

El silencio se volvía a hacer presente. Pero me equivoqué, podía escuchar nuestros corazones.

Kardia empezó a caminar y sentí lo mismo que posiblemente haya sentido Manigoldo, tal vez esto es parte de la vida. Podía escuchar sus pisadas golpeando el pasto, otra vez sentí un mal presentimiento, posiblemente ahora el que me iba a morir era yo.

Pero Kardia se detuvo, agarró mi rostro y no pude mirarlo, ahora me arrepiento tanto... me hubiera gustado ver sus ojos por que él me besó, cómo debíamos haberlo hecho realmente. Sentí un estallido en mi pecho, pensé que el tiempo se congelaba, que no importaba nadie.

- Perdóname... - Dije seperándome por un poco aire, no podía creerlo. Pensé que era un sueño, quise peñiscarme, fácil estaba soñando y tenía otra vez esos sueños húmedos que tenía que ocultar de Kardia.

Jasmine Nights (Saint Seiya)Where stories live. Discover now