Capítulo 3

3.9K 203 51
                                    

Capítulo 3



El primer mes de estancia en la isla Raylee transcurrió con rapidez. Ana viajaba diariamente a Duskwall en compañía de Liam Dahl para visitar a Leigh, pero también para, poco a poco, ir integrándose en la división.

Durante aquellas semanas Ana pasó mucho tiempo con su primo, pero también con Havelock, Tiamat y Elim. Sus tres compañeros, instalados cómodamente en la ciudad de Galvia, únicamente abandonaban la seguridad del palacete para visitar a Florian Dahl o Duskwall. El resto del tiempo disfrutaba de las comodidades, de las vistas y de la inesperada paz que aquel lugar les brindaba.

Siguiendo los pasos de Elim, Ana se unió a las clases diarias de Tiamat en la playa. Cada mañana, poco después de la salida del sol, los tres compañeros se reunían en la arena para practicar durante horas los  movimientos de combate que el alienígena les mostraba. Según decía, aquellas técnicas eran las empleadas por los de su especie, aunque Elim y Ana tenían ciertas dudas al respecto. Si su civilización realmente tenía un arte marcial propio, dudaban mucho que fuese a enseñárselo a dos simples humanos. Por suerte, sea cierto o no, Tiamat parecía encantado con la idea, así que ambos aprovechaban para aprender el máximo posible. Fuese cual fuese el origen de los ejercicios, les resultaban muy útiles para mantenerse en forma y adquirir nuevas técnicas.

Liam se convirtió en un buen compañero de viaje. Siempre con una sonrisa cruzándole la cara, Dahl y Ana recorrieron toda la isla, descubriendo absolutamente todos los secretos que se ocultaban en sus rincones. Liam le habló de la leyenda de las sirenas, aquellas que atraían a los hombres con sus hermosas voces durante las noches de niebla y hacían colisionar sus barcos contra los salientes, sobre las ruinas pre-humanas que habían encontrado en la isla y sobre la gracia y la gloria de Taz-Gerr, su único dios. También le habló sobre lo poco que sabía sobre Lucy Banshee, aquella a la que se conocía en Minerva como "la bruja". Ana insistía una y otra vez en que quería conocerla, en que deseaba viajar a la capital del planeta y visitarla, pero Liam se negaba a llevarla escudándose tras los deseos de Florian Dahl de mantenerla a salvo. Consciente de ello, Ana no dudó en aprovechar una de las visitas a su abuelo para tratar el tema abiertamente mientras cenaban a la luz de las velas una noche especialmente lluviosa.

—Abuelo —exclamó Ana, empleando por primera vez aquel término en vez de llamarle por su nombre como siempre había hecho hasta entonces—. Ahora que ya conozco bien la isla, me gustaría visitar Minerva. ¿Podría ir con Liam?

Encantado ante el cambio de trato, Florian no solo les permitió realizar el viaje, sino que insistió en la necesidad de hacerlo. Ana debía conocer bien el planeta en el que, si de él dependiera, viviría el resto de su vida.

 Obligado por las circunstancias, Liam no tuvo más remedio que acceder. Acordó con su prima realizar el viaje una vez pasase el temporal, el cual llevaba casi una semana golpeando con fuerza la isla, y llegado el momento cumplió con su palabra.

En el fondo, a él le encantaba Minerva.



—Eres una manipuladora.

No era el saludo con el que solía recibirla, pues su primo acostumbraba a deshacerse en palabras bonitas y elogios, pero a pesar de ello Ana le respondió con una sonrisa. La joven recorrió la distancia que la separaba de la puerta de acceso al panel de control donde se encontraba su primo y le palmeó la espalda. Ante ellos, al otro lado de un grueso vidrio protector, una pequeña y llamativa nave biplaza de color gris plateado les esperaba conectada al surtidor de combustible.

Dama de Verano - 3era parteWhere stories live. Discover now