Capítulo 16

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Capítulo 16



—Esto se nos está yendo de las manos... —reflexionó Philip Gorren en voz alta, logrando captar así la atención de todos los presentes—. ¿Cómo es posible que no haya ningún rastro? ¡Tiene que estar en algún sitio!

Aquella reunión no tenía sentido. Hacía tan solo diez minutos que había empezado, pero Ana sabía que no sacarían nada de aquel encuentro. Al igual que les había sucedido a ellos en Neverfall, sus compañeros tampoco habían logrado encontrar ningún indicio que les acercase al Capitán. Ivanov, como algunos empezaban a llamarle, se había convertido en una especie de fantasma.

El nerviosismo empezaba a causar estragos entre los presentes. Hasta entonces todos los agentes de Mandrágora que participaban en la búsqueda se habían tomado aquel ejercicio como un simple preámbulo a la caza definitiva del Capitán. Confiaban en que era cuestión de días que diesen con él. Lamentablemente las jornadas pasaban y el tiempo empezaba a jugar en su contra. Mandrágora tenía que acabar con Ivanov antes de que pudiese crear un segundo templo donde escudar su alma, pero ni sabía cómo hacerlo, ni por dónde empezar a buscar.

—Debemos mantener la cabeza fría —respondió Havelock con seguridad. Al igual que los hombres del "Conde" y los de Gorren, los dalianos tampoco habían tenido suerte en su búsqueda—. Ivanov está en el planeta: es cuestión de tiempo que le localicemos.

—Pero es tiempo precisamente lo que no tenemos... —Apoyado de espaldas a la pared, Veryn se mantenía a una distancia prudencial de la mesa donde el resto de los presentes permanecían sentados, visiblemente inquieto. No soportaba no tener el control de la situación—. Hemos seguido el rastro de prácticamente todos los aliados de Ivanov, y no ha servido de nada. Me temo que eso solo nos deja una opción.

—No es viable —respondió Veressa Dewinter a la defensiva, con los brazos cruzados sobre el pecho—. Wassel nos pidió explícitamente que no lo hiciésemos. Si estamos en su palacio, ¿qué menos que respetar su petición?

Ana no pudo evitar dejar escapar un suspiro al ver cómo toda la sala se llenaba de murmullos. Aunque no le gustaba la idea de ir en contra de la voluntad del anfitrión, era innegable que no contaban con muchas otras opciones. Si la mansión de Ivanov estaba vacía, el interrogatorio a los hermanos Yellowbone no había dado resultados y tampoco habían logrado dar con Deim Ja-Ming, solo les quedaba una forma de seguir con la investigación.

—Esto no me gusta —murmuró Megan Dahl a su hermano. Ambos se encontraban a una cierta distancia, entre Rei Laporte y Vel Nikopolidis—. Estamos hablando de temas muy serios...

—¿Pero acaso nos queda otra alternativa? —respondió su hermano—. Aunque sea la hija del rey, Raily Rainer fue aliada del Capitán...

—¡Pero lleva años encerradas! —insistió Megan—. Además, Wassel dijo...

Ana frunció el ceño. Entendía el nerviosismo que aquel tema causaba en todos los presentes. Hasta entonces, Raily Rainer había quedado fuera de las investigaciones por petición expresa de Herbert Wassel. A pesar de haber estado implicada directamente en los sucesos acontecidos años atrás durante la celebración del ritual, Raily no dejaba de ser la hija del Rey, con lo que ello comportaba. Nadie debía sacar su nombre a la palestra, y mucho menos implicarla en la investigación. Lamentablemente, Ivanov no les había dejado otra alternativa...

—A mí no me parece tan descabellado —comentó Leigh con naturalidad. Aquella mañana tenía bastante mal aspecto, como si no hubiese dormido en toda la noche. Él aseguraba que simplemente estaba cansado, que no había podido conciliar el sueño, pero Ana tenía la sensación de que estaba empezando a enfermar. El brillo de sus ojos no era normal—. Esa mujer era uno de los grandes pilares de Ivanov en Svarog, sin olvidar que además era su amante. Si ese hombre tiene aún un mínimo de honor, intentará sacarla de esa prisión.

Dama de Verano - 3era parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora