Capítulo 13

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Capítulo 13



Tal y como habían revelado las imágenes de archivo que anteriormente habían visionado, el castillo de Nürglen era una poderosa estructura conformada por distintas edificaciones blancas situada en lo alto de una colina. Vista desde la lejanía, mientras viajaban a través del empinado sendero que les llevaría hasta sus puertas, el castillo permanecía oculto entre la niebla, con los techos rojos de sus torres surgiendo de entre las nubes hasta rasgar el cielo.

Aquél era un lugar solitario, alejado de cualquier otro edificio y rodeado por bosques al que tan solo se podía acceder a través de un camino de piedra. Al otro lado de la colina únicamente había desfiladeros: altísimas paredes de piedra al final de las cuales tan solo aguardaba el océano.

Dejaron el raxor en el patio, junto a un pozo vacío cuyo sistema de recogida de agua estaba totalmente oxidado. Dieron un rápido paseo por la zona, empapándose de cuanto hallaban a su paso, hasta alcanzar el pórtico de entrada de la nave central. Al otro lado de la puerta, iluminado tenuemente por la luz que entraba por las ventanas, les aguardaba un enorme recibidor de paredes de piedra y suelos enmoquetados.

—¿Hola?

La voz de Gorren sonó como un poderoso estruendo por todo el lugar. Pocos segundos después, el sonido de sus pasos precedió la inminente llegada de los dos únicos habitantes del lugar. Veryn y Orwayn Dewinter aparecieron por una de las puertas laterales, ambos con las ropas cubiertas de polvo y expresiones sombrías en los rostros. Al parecer, su búsqueda no había sido todo lo fructífera que hubiesen deseado.

—Gracias por venir tan rápido —exclamó Veryn con cordialidad—. Mi hermano y yo hemos empezado a investigar este lugar, pero es demasiado grande. ¿Habéis sacado algo de esos dos lunáticos?

—¿Interesante? Poca cosa —respondió Gorren—. Nos estaban esperando.

—¿Os estaban esperando? —repitió Orwayn con sorpresa. Se adelantó unos pasos hasta alcanzar a Liam y saludarle con una potente palmada en la espalda—. ¿Qué significa eso? ¿Cómo podían saberlo?

—El Capitán está aquí —anunció Leigh—: confirmado. Nos está esperando y, por lo que han dicho a gritos, tiene planes para todos y cada uno de nosotros.

Veryn se cruzó de brazos, pensativo, y tras unos segundos de silencio les hizo un ademán de cabeza para que siguiesen al interior del castillo. El grupo se adentró en un pasadizo de piedra al final del cual se encontraba un pequeño salón ostentosamente decorado. En sus paredes, diseminados por toda su superficie y rincones, centenares de cuadros conformaban un gran mural de colores ocres y grises.

El "Conde" y Gorren se alejaron unos metros para poder hablar en privado.

—Este sitio es enorme —explicó Orwayn con los brazos cruzados tras la cabeza—. De momento hemos investigado la primera planta y las caballerizas, pero no hay nada de interés. A parte de cuadros siniestros y retratos de tipos muy feos, poco más. No obstante, aquí huele a gato encerrado: deberíamos dividirnos y seguir.

—Me parece bien —admitió Leigh—. Liam, tú ve con tu prima, yo iré con...

—Lo siento, Tauber, pero no eres mi tipo —Orwayn rodeó con el brazo los hombros de Ana y la atrajo hacia él—. Me quedo con Larks. Nos encargaremos de la torre del homenaje: vosotros subid a la segunda planta. Puede que entre polvo y basura encontréis algo de interés.

Ana y Orwayn abandonaron la nave principal a través de una puerta secundaria situada en la zona oriental. De nuevo en el patio, pasearon entre la niebla con paso rápido hasta alcanzar la puerta desvencijada que daba a la alta torre blanca donde seguirían las investigaciones.

Dama de Verano - 3era parteWhere stories live. Discover now