Capítulo 11: Mi boda.

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De esa forma llegamos al palacio imperial donde iba a celebrarse la ceremonia. En la sala están presentes todos los altos cargos del imperio y los miembros de la realeza. Entro en la sala donde todos me esperan seguido de Mickel, Ian y Kevin quienes visten orgullosos el uniforme militar de Rossbal. Todos llevamos nuestras espadas a la cintura y la gente del imperio queda maravillada por un momento. Llego al altar y me sitúo en su centro. Los chicos están en la primera final y me miran orgullos. Parece que piensan: eres nuestro rey. Después de nosotros entran Dani, Cris y Alex, ¿vistiendo el uniforme militar de Rossbal? ¿Qué está pasando aquí? No entiendo nada. Llegan frente a mi y se arrodillan. Mickel, Ian y Kevin se unen a ellos y se arrodillan frente a mi. Todos se llevan la mano al corazón y dicen a la vez:

- Nosotros te juramos lealtad a ti y a nadie más, seremos tu espada y escudo que te protejan a ti y a tu reino de tus enemigos, seremos tus consejeros que guíen y tus amigos que te acompañen. Desde hoy te serviremos leales hasta el día de nuestra muerte e incluso después de la misma. Lo daremos todo por ti hasta nuestra vida. Por esta noche, este día y todos los que están por llegar. Te juramos lealtad a ti y a nadie más David Listhester, rey de Rossbal.

Me quedé sin palabras, no sabía que iban a hacer tal juramento. De esa forma mis amigos habían anunciado a todo el mundo que éramos uno y que estábamos juntos hasta el final. Era el mayor juramento que podías hacer como caballero, entregándole tu cuerpo y tu alma a tu señor. Asentí con la cabeza, emocionado y desenvainé mi espada:

- Yo, David Lithester aceptó vuestro juramento de lealtad y como rey de Rossbal os convierto en mis caballeros. Alzaos como tales.

Tras esto se levantaron, los presentes estaban sorprendidos sin duda. En ese momento entra el emperador y de su brazo la princesa, mi prometida. Finalmente llegan y la princesa se coloca a mi lado y el emperador con su mujer en lado opuesto a mis caballeros. He de reconocer que la princesa es hermosa y que tiene un precioso pelo plateado. Comienza la ceremonia y finalmente me caso. Después de esto nos vamos al banquete y después a la fiesta en el palacio imperial. Es el emperador quien lo ha organizado todo. La princesa y yo abrimos el baile y finalmente sé su nombre. Se llama Idris Astrid, pero todos la llaman IA.

No aguanto estar más tiempo en esa tediosa fiesta y me retiro para dar una vuelta. Camino por un jardín desierto cuando noto que alguien me está siguiendo. Me giro y para mi sorpresa le veo a él: se trata de nada más y nada menos que Mickel. Puedo ver tras su falsa sonrisa y felicitación el dolor que está sintiendo. No puedo soportar verlo así y menos en aquel momento cuando en unas horas tendría que acostarme con otra persona, la que ahora era mi mujer. Era peligroso quedarme ahí por más tiempo así que me despedí de él y me fui. Volví al banquete donde me senté a beber una copa de alcohol, una de las más fuertes que había. No puedo pedir muchas copas ni emborracharme así que pido una sola copa. Me siento solo en la barra a bebérmela, pero la gente no deja de acercarse a mi y a hablar conmigo. Si lo piensas es algo normal, pues es mi boda, aunque yo hubiera preferido que fuera mi funeral. Sin poder soportarlo más busco a la princesa y le digo que me voy primero a la habitación para poder pensar. Le presento mis respetos al emperador y al príncipe heredero y me voy a la habitación preparada para mi y la princesa en el palacio imperial donde nos encontrábamos. Me siento en el balcón mientras noto el aire fresco de la noche en mi cara. En mis pensamientos solo estaba él.

Tocan a la puerta y abro. Es Mickel. Tiene los ojos rojos y está un poco borracho. Le digo que entre en la habitación y cierro la puerta.

- Siento hacerte daño Mickel.

- Entiendo porque lo haces, pienso que es lo que debes hacer, que has tomado la decisión correcta. Sin embargo, duele.

- Olvidemos todo lo que hay detrás de esa puerta por un segundo....- realmente no quería decir eso.

Mis instintos se apoderan de mi y beso a Mickel desesperadamente. No quiero estar casado con la princesa. Le quiero a él. Mucho más de lo que puedo decir. Mickel y yo no quitamos la ropa y nos acostamos. Me quedo dormido al finalizar, pero despierto puedo ver que Mickel se ha vestido está a punto de irse.

- Es tu noche de bodas. – me dice antes de irse.

Me dirijo a la ducha y me vuelvo a vestir mientras espero a la princesa. No puedo creer que lo hayamos hecho. Lo he puesto todo en peligro por eso. 

Los secretos que ocultoWhere stories live. Discover now