Capítulo 11: Chaqueta azul

165 23 6
                                    

La puerta chirrió al abrirse, despertándome de una manera que no contribuyó a mejorar mi típico mal humor matutino. Sobretodo cuando dormía pocas horas. Abrí los ojos al escuchar la voz dispersa de alguien.

— ¿Eh? —vocalicé. No tenía claro quién hablaba ni qué decía, mi visión aún era más bien pobre. Tampoco sabía si lo que había vocalizado había sido en mi mente o no.

Estaba en la cama de una habitación que no era de mi casa. Ni mi cuarto en la casa de KiBum. Cuando mi cerebro pudo comprender qué ocurría, vi el cuerpo delgado y pálido de KiBum entre mis brazos, ignorando la voz más que yo (lo cual era todo un mérito, en serio). Después de un par de caóticos segundos, me di cuenta de que la voz era JongHyun, pero aún no comprendía qué había ocurrido completamente.

Alrededor de diez segundos después de que había abierto los ojos, empecé a entender que yo había tenido una noche muy divertida con el hombre a mi lado y que seguramente solo había descansado un par de horas.

— ¡Ey! ¡Tenéis trabajo inútiles! ¡Arriba!

— ¿No puedes callarte la puta boca, JongHyun? —le grité cabreado— Aún es temprano —el me miró como si tuviera la cara azul. Parecía haberle hecho gracia mi comentario, sin embargo, en esos instantes tenía activado su estilo de mala hostia para reñirnos a KiBum y a mí, así que no se rió.

— Son las siete de la noche, idiota. Os despertasteis pronto, KiBum se emborrachó, fuisteis a su habitación y habéis follado como putos conejos horas y horas.

¿Qué...? Yo empecé a recomponer los hechos. KiBum seguía acurrucado a mi lado ignorando la voz del segundo al mando, ambos seguíamos desnudos bajo las sábanas y JongHyun llevaba un bonito traje. Con una chaqueta azul marino que le daba un aspecto muy elegante. Yo me levanté de mala gana sin pudor a enseñarle a él mi desnudez, si me importara la vergüenza, debería haberme alterado mucho antes. Tal vez en el momento en que un hombre ajeno había entrado en "mi" habitación después de una sesión de diversión entre dos personas. Había tenido la precaución de cerrar la puerta con llave, no obstante, eso no era algo que detuviera a JongHyun, quien tenía todas las llaves de KiBum y parecía ser que escaseaba sentido común.

— ¿Dónde vamos? —pregunté aún dormido pero sin levantar la voz. Después de la adrelina inicial, el cansancio de las escasas horas de sueño volvía a aparecer. Yo solía tener mal despertar y aquello era un martirio.

— Te voy a llevar a la estación de policía. Vamos a testificar. Bueno, tú lo harás. A KiBum lo llevará alguien después, cuando ya hayamos explicado lo que vas a decir, él coincidirá en tu versión —yo asentí y agarré la ropa que me extendía JongHyun. No era un traje, pero sí había unos vaqueros y una camisa más o menos formales, del mismo azul que su ropa. Íbamos a conjunto a la estación de policía y eso me hacía gracia—. Hablaremos en el coche, ya llegamos tarde.

Le dediqué una mirada al hombre que seguía dormido en su cama. No dije nada y comencé a vestirme rápidamente. JongHyun apareció de nuevo con un pulverizador que hacía de ambientador de la habitación y me tiró por encima ese químico con agradable olor a vainilla.

— ¿Sabes que existe la colonia, no? —le recriminé después de toser un par de veces. Él levantó las cejas al mirarme.

— ¿Y sabes que vamos a la policía y no a una discoteca a buscar un ligue, no? —me miró de arriba abajo e hizo una mueca— Peínate, que parece que acabas de tener sexo en el armario de las escobas.

Yo me callé, pero seguía teniendo mi mal humor de recién levantado. Mejor no cabrear a los mafiosos, lo había aprendido a las malas.

Para llegar a la policía, nos subimos en un impecable Mini de no sé quién, conduciendo JongHyun y yo de copiloto. Yo pregunté por qué y él solo respondió "a nadie le gustan los ricos que demuestran lo ricos que son".

Pactos de papel 【 MinKey 】Where stories live. Discover now