Capitulo Treinta y Ocho

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Alex

Al regresar a mi casa golpeo uno de los contenedores de basura con el auto sin querer. Pero estoy tan perdido en mis pensamientos que no me doy cuenta de lo que hago, incluso haber conducido a mi hogar desde la casa de Ximena pudiese haber terminando en catástrofe. 

Salgo del auto y maldigo al vació; estoy confiado que nadie me escuchara porque mamá debe de estar con Martín y mis vecinas son solo viejitas que a estas horas del atardecer están emocionadas con una novela poniéndola a todo volumen sin lograr escuchar lo demás que sucede a su alrededor.

—Tu si que tienes días malos.

Mire hacia atrás de mi. Poly estaba ahí. Recargada en el umbral de la puerta de mi casa cruzada de manos luciendo su cabello pelirrojo zanahoria en un moño del que le caían unos cabellos.

—¿Tu que estas haciendo aquí? —bramo.

—Con tu hermana —respondió tranquila. —Mi tío no me quiere dejar sola en nuestras casa y a tu mamá le gusta que cuide a tu hermanita. Aunque más bien parece que ella me cuida a mi. 

No estaba de humor para mantener una conversación con Poly; empece estando confundido, después me puse nostálgico y ahora estoy molesto conmigo mismo. Porque no se vale, se que no soy la mejor persona del mundo y que en séptimo grado tampoco lo fui. Pero porque me persigue siempre todo lo malo, he hecho esfuerzos por cambiar para Ximena y para mi mismo, y ahora resulta que siempre me encontrare con personas importantes para mi novia que me odian.

Y pensé por un momento  que el mundo es grande pero pequeño. La hermana de Ximena era esa misma chica que venia en el auto con la señora que me pregunto el nombre de una calle el día que estaba de remilgoso por no querer ayudarle a Shane. La chica que me había atraído, la que se me hacia guapa. Era su hermana. La mujer que manejaba era su madre. Y la persona que estaba recostada en esa ventana con los cabellos cubriendo su rostro era mi Ximena.

—¿Vas a entrar Parker?

Entre a la casa y ignore a Poly. Le envié un mensaje a mi mamá diciéndole que había llegado con Madeline. Me dejo en visto.

Me senté en la sala con Madeline, miraba mi teléfono una y otra vez esperando un mensaje de Ximena, lo que creei que era bobo de mi parte porque ella no debía de escribirme, debía de ser yo y preguntarle si las cosas estaban bien.

Eso hice. Pero no me contesto.

—Eres un bipolar con problemas —comentó Poly, la mire con desdén. —¡Que! Es verdad —se rió.

—Mis problemas no son tu asunto —ataque, tome de nuevo mi teléfono, Ximena no estaba conectada.

—¡Uyyy! ¡Alguien se enojo! 

Puse los ojos en blanco y me levante de su lado, fui a la cocina,  me serví un vaso de agua y revise de nuevo el teléfono. Sin respuesta.

—¿Peleaste con tu novia, verdad? —inquirió.

Estaba apunto de decirle de nuevo que no se metiera en mis asuntos, pero ella me interrumpió.

—Estoy tratando de ser amable Alex. Pense que habíamos empezando, ya sabes, ha llevarnos bien en la mañana pero, veo que no. Y no me importa, quiero ayudarte.

—No es nada Poly. 

En realidad si era mucho. Imaginaba que la hermana de Ximena le diría a sus padres y ella tendría tantos problemas que no me querría más para evitarselos. 

—Ese nada se ve como un es mucho. Cuéntame.

—Olvídate de eso —dije. —Mejor cuéntame; ¿como te fue?

Mi precioso ex©༯✰Where stories live. Discover now