Alex Parker es un adolescente mujeriego con una lista larga de novias que ha tenido por apuestas, ninguna chica se le ha podido escapar de sus encantos y nunca una de sus apuestas ha sido lo suficientemente complicada como para llevarla a cabo. A ex...
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Me encierro en el cuarto de baño de las mujeres para quitar todas las acelgas de mi alborotado cabello y de la ropa. Quiero golpear a Estefanía por hacer eso, pero también quiero golpear a Alex por hacer que tuviera una nueva enemiga.
—Sabes creo que te quedaran bien unas mechas verdes en los rizos, las acelgas les dan toque.
Definitivamente no destrozaría mi cabello con unas mechas verdes, se verían mal con mi piel bronceada.
— ¡Carrie! Solo ayúdame a quitarlas.
Conozco a Carrie desde la secundaria, pensé que mientras yo estuviera fuera de San francisco en la preparatoria ella haría un montón de amigos por lo simpática que me parecía a mí. La verdad fue todo muy diferente. Estuvo en muchas peleas con muchas chicas y chicos, y solo se juntaba con Maicol Hunter que es el ex novio de la loca que me aventó las acelgas.
—Qué bonito que Fanny se haya puesto celosa de ti —sonríe atontadamente —Merece el sufrimiento.
—Carrie ayúdame a quitarme las acelgas del pelo —volví a decir.
—Alex se puso más guapo ¿Verdad que si?
—Carrie...
— ¡Ya, Ya voy! —empezó finalmente a quitar las acelgas de mis cabellos —Pero di que Alex se puso más guapo.
—Ya sabes mi respuesta a eso.
—Ay que enojona. Solo di que esta bonito.
—Carrie...
— ¡Ya, Ya! Bromeo, sabes que me cae mal.
—A ti todo mundo te cae mal.
—A mí todo mundo me cae mal—reconoce —Pero a ti te quiero —besa los dedos de su mano y los pone en mi frente —Te quierooooo. —pela los ojos
—Ya, Ya, yo también. —le digo —Pero ayúdame a quitarme esas cosas del cabello.
—Sabes deberíamos de buscar información jugosa y quemar a Alex en las redes sociales.
—No voy a hacer eso.
Carrie levanta las cejas seductoramente y vuelve a sonreír atontadamente.
—Te gusta ¿Eh?
—Me cae mal. —respondo
— ¿Y qué tal hace cinco años?
—Carrie...
— ¡Ya lo siento! Solo que me causa ternura el pobre chico y también lastima.
— ¿Y por qué?
—Ya revise los mensajes de Facebook que te mando preguntando si pueden ser amigos. Me sorprendió que le hayas dicho muchas veces que no, es ósea ¡Ximena por fin le dijo que no a alguien!
