Una cazadora, cuatro asesinos

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En la pradera, Huarg y sus hombres tenían acorralada a Midari.

- Quién hubiera dicho que estarías viva...
Dijo Huarg.

Midari dio un enorme salto en el aire y disparó tantas flechas como pudo bajo ella, sin acertar a nadie.

- No sería justo acabar contigo ahora, Midari. Bébete una poción de cada.
Dijo la voz de Huarg, que había vuelto a ser invisible.

Midari tomó una poción de maná para recuperar sus fuerzas y poder seguir lanzando flechas mágicas.

- La poción de vida no será...
Un cuchillo pasó rajándole toda la espalda a Midari y regresó, cortando la hierba alta hasta Veleen.

- Tómate la poción, quiero que estés a tope para lo que te espera.
Dijo la voz de Huarg, esta vez, de un lugar diferente.

Midari tomó la poción y su herida sanó.

- Podemos empezar.
Sentenció la voz de Huarg.

Uno de los raptors se hizo visible y lanzó piedras por todas partes, activando las trampas más pequeñas.

Midari le disparó diez flechas pero Huarg se hizo visible y las interceptó, desviándolas con sus armas de puño.

- Hay algo raro en vosotros...

- Tu amigo el dragón nos hizo daño, Midari.
Huarg se lanzó contra Midari, pero ésta reaccionó a tiempo y lo detuvo con su arco.

- Caín nos ha dado otra oportunidad.
Dijo uno de los raptors, acercándose por detrás.

De una patada, Midari se liberó del forcejeo con Huarg y saltó hacia atrás; en el aire alcanzó a dispararles seis flechas antes de caer al suelo.

- No te recomiendo que escatimes en flechas, cazadora de demonios.
Dijo Huarg, de nuevo oculto.

- ¡Caín os engaña, quiere acabar con todos...!

- No vas a convencer a nadie, Midari. Lucha y cállate.
Dijo Veleen.

La lanzadora de cuchillos usó sus cuchillos bumerán para obligar a Midari a desplazarse. Los cuchillos volvieron a Veleen sin impactar sobre nada.
Midari corrió hacia atrás, para resguardarse de los cuchillos de Veleen.

- ¡Ahora Huarg!
Gritó Veleen.

Huarg y sus otros dos hombres aparecieron a los lados de Midari, pero ésta reaccionó rápidamente, clavándole dos flechas a Huarg en el estómago.
Los dos hombres de Huarg hirieron a Midari en la cara y en un costado.

- Nada, ni un rasguño.
Dijo Huarg, arrancándose las flechas, sin que nada de sangre brotara de ellas.

Midari se posicionó en un lugar más seguro y lanzó una lluvia de flechas. Una impactó sobre un enemigo, que se la arrancó con rapidez.

- Somos no-muertos Midari, no hay nada que hacer.
Dijo uno de los raptors, mientras los cuatro se volvían invisibles de nuevo.

- No puedes matar algo que ya está muerto.
Dijo el otro raptor.

- Puedo y lo haré.
Dijo Midari.

- Si crees que haber tenido suerte con Osrug dos veces te servirá de algo, estás muy equivocada.
Dijo Huarg, haciéndose visible al lado de Midari y haciéndole un corte de abajo a arriba que detuvo en cuanto Midari reculó.

- Ya estás envenenada. En poco tiempo estarás a nuestra merced. No hay antídoto contra ese veneno, créeme.

- Agh...
Midari empezó a ver todo borroso.

El último rey goblinWhere stories live. Discover now