Los raptors

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Todos salieron de la taberna y comenzaron a andar en dirección a Thyria.

- Oye Kerom, perdóname por lo de anoche, fui muy dura contigo.

- No te preocupes, me enseñaste bastante con tu magia.

- Sí, como pudiste ver, si usas más poder en un conjuro aumenta su fuerza, por eso si un sacerdote lo suficientemente habilidoso usa el control mental con más poder, puede controlar a enemigos más poderosos.

- ¿Dónde se encuentra Midari?
Preguntó Lecand.

- En Thyria o en sus alrededores.

- O sea que vamos directos a la boca del lobo...

- No te preocupes Dolg, tengo un plan para hablar con ella sin que nos descubran.

- Thyria es muy grande, hasta llegar a ella nos encontraremos con algunas ciudades más pequeñas.
Aclaró Kerom.

- Si seguimos el camino que tengo en mente solo atravesaremos dos ciudades antes de llegar, Karet y Lavenia.

- ¿No te preocupa encontrarnos a algún enemigo por el camino?

- Por supuesto, he pensado que podría cubrirme el rostro con una máscara, de forma que nadie pueda identificarme. Si consiguieran averiguar quién soy no habrá más opción que luchar.

En ese momento, Allea hizo un movimiento de manos y una máscara blanca apareció en su rostro, de forma que solo sus orejas puntiagudas y su pelo quedaban al descubierto.

- Buen truco señorita.
Dijo Lecand.

Los cuatro llegaron a la puerta, salieron de la ciudad y continuaron caminando un buen rato.

- Lecand vuelve a hacer lo del otro día.
Dijo Dolg interrumpiendo la marcha.

- No estoy seguro de que la señorita lo apruebe.

- ¿De qué habláis?

- No le digas nada, actúa, seguro que en un periquete llegamos a la primera ciudad.

Lecand cogió a Kerom y a Dolg y se disponía a coger a Allea pero esta lo detuvo.

- Ya veo de qué va esto, ¿me dejas sentarme en tu cabeza al menos?

- Claro, sube.

Allea se subió a la cabeza de Lecand y este empezó a correr.

- Eh, eso no es justo, yo también quiero ir arriba.

- Te fastidias goblin.
Dijo Allea mientras se acomodaba el pelo.

- Bueno, no queda otro remedio, así al menos llegaremos antes.
Dijo Kerom.

Lecand estuvo corriendo un buen rato, hasta que por fin, la primera ciudad se veía en el horizonte.

- Estamos muy cerca de Karet, extremad las precauciones.
Dijo Allea, indicándole a Lecand que se detuviera.

Lecand se detuvo y el resto bajó de él.
Continuaron caminando a pie, hasta que Allea se detuvo en seco.

- Deteneos, no estamos solos.

Se oyeron crujidos de ramas y algunos pasos. Lecand se alejó de sus compañeros y lanzó un ataque circular con el hacha sin moverla, usando la habilidad del ataque doble.
Un choque metálico reveló a un asesino invisible que rápidamente se volvió invisible de nuevo.

- Es un asesino.
Dijo Kerom.

- No creo que esté solo.

Allea conjuró un hechizo de protección para cada uno de sus compañeros.
Otro asesino apareció cerca de Dolg y trató de atacarlo, pero Dolg detuvo el ataque con una de sus espadas. El asesino se ocultó de nuevo para atacar de nuevo al goblin, una y otra vez.

El último rey goblinWhere stories live. Discover now