La fuerza de la unión

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Dolg aprovechó para contarle a Lecand todo lo que había sucedido. Mientras, Kerom escuchó atentamente los detalles de la historia.

- O sea que la leyenda del dragón en Shadora era cierta y este te durmió aproximadamente diez años, y ahora vas por ahí con el tío vendas planeando venganza mientras llevas puesta la armadura de la asesina de tu pueblo.
Dijo Lecand a modo de resumen de lo que él había entendido.

- Lo has entendido bien.

- Yo no planeo venganza, quiero conquistar el mundo.

- La verdad es que mi idea se parece más a la del goblin, yo también busco venganza.

- Cuéntanos tu historia Lecand, estoy deseando saber qué comiste para hacerte tan grande.
Kerom estaba emocionado de poder ampliar todavía más sus conocimientos.

- Voy a resumirla un poco si no os importa. Tras la caída de Shadora, un grupo de humanos y otras razas aliadas atacaron Ratamorium, la ciudad kobold, aprovechando que la ciudad goblin había caído.

- Sí, es verdad, kobolds y goblins somos aliados.

- Mandamos un gran ejército a Shadora para socorrerlos en cuanto supimos de la terrible situación en la que se encontraban... pero llegaron tarde. En Shadora no quedaba nada y al volver, en Ratamorium, tampoco quedaba nada. Algunos kobolds se suicidaron, viendo que lo habían perdido todo. Otros optaron por seguir adelante, como yo.

- Perdiste algo importante aquel día, ¿me equivoco?
Kerom parecía saber por donde iban los tiros.

- Sí... la rata a la que amaba murió aquel día. Ni siquiera tuve tiempo de despedirme de ella.

- ¿Lecand tú fuiste a Shadora?
Preguntó Kerom, intrigado.

- No. Fui el único superviviente en Ratamorium... los vi morir a todos.

- ¿Y por qué...?
Antes de acabar, Lecand interrumpió la pregunta de Dolg.

- Iba a ser el último en ser asesinado, pero entonces el brujo los detuvo.

- ¿Dices el brujo humano que pertenece al grupo de los diez mariscales?

- Sí... ese maldito desalmado, Osurg, me perdonó la vida, porque pensó que el peor destino que podría sufrir era vivir siendo el último de mi raza.

- Pero no eres el último, Lecand.
Dijo Dolg, tratando de animar al kobold.

- Ya, pero ellos no saben nada acerca de los kobolds que partieron a Shadora y se salvaron de la masacre. De todas formas pensad que esos kobolds ya no existen, solo quieren vivir el resto de sus días en paz.

- Entiendo que busques venganza... es comprensible.

Tras estas palabras de Dolg, todos callaron.
Kerom estuvo en silencio, pensando, hasta que al final se decidió a hablar.

- Todo eso es terrible, no imagino como pudiste soportar semejante experiencia. Pero, si no te importa... ¿podrías decirme como te hiciste tan grande?

- Una fuerza desconocida para mi me ofreció un trato... Dijo que me daría un poder para que lo cultivase, hasta el punto de recuperar lo que la muerte me robó. A cambio, en cierto momento yo tendría que pagar un precio.

- Todo eso me suena a tratos con demonios y cosas de ese estilo.
Kerom parecía tener experiencia con ese tipo de situaciones.

- Ya, pero no fue un demonio, todos saben que Midari acabó con ellos. Fue algo diferente.

- Diferente... ¿como?

- Algo de otro mundo, el hacha apareció a mi lado cuando el ente desapareció.

El último rey goblinWhere stories live. Discover now