Midari

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De las sombras apareció Midari, con una enorme herida en el pecho.

- ¡Midari!

- Hola, Allea.

- Deja que te ayude con la herida.

Con un movimiento de manos, Allea conjuró la sanación explosiva, sanando totalmente la herida de Midari.

- Gracias, he tenido algunos problemas en Thyria.

- ¿Jacob?

- Sí, Jacob.

- Perdonad que os interrumpa, pero esta humana es...

- Sí Kerom, es Midari, la gran mariscal que exterminó a todos los demonios.

- ¡Con ella podremos enfrentarnos a los mariscales, es genial!

- No, goblin, no os ayudaré hasta que no hayáis mejorado.

- ¿Me enseñarás a ser tan fuerte como un mariscal?

- Como poco, si no llegas a eso, Jacob te destruirá solamente con tocarte.

Lecand, que había estado escuchando atentamente, entró a la conversación.

- ¿Tan fuerte es el humano?

- Sí... Por cierto, ¿tú eres el famoso kobold de Jotum?

- Para servirla.

- A ti no dudarán en matarte, has matado a demasiadas personas.

Se hizo un silencio.

- No pienses que fue culpa tuya, sospecho que tu fuerza, al igual que tu arma, te las dio Caín. La venganza y el resentimiento que te invadían entonces, no eran más que la voluntad de Caín.

- Mi arma...

Lecand lanzó el arma hacia Midari y está la cogió y la observó con detenimiento.

- Es un arma demoníaca, hacha de una mano con el filo bifurcado, probablemente una de las armas más poderosas de nuestro mundo, su nombre es Partecostillas. La habilidad especial que tiene es golpe doble.

Al decir esto, Midari le devolvió el arma a Lecand.

- Y he de decir que tiene una hermana gemela, Matatitanes, es igual en apariencia, pero tiene una habilidad diferente.

- Tengo la ligera sospecha de saber cómo sabes eso.

Midari se acercó a Kerom y le puso una mano en el hombro.

- Lo sé porque luché contra su primer portador, y esa batalla se cobró la vida de un amigo.

- ¿Lo conseguisteis matar, verdad?
Preguntó Dolg, acercándose a Midari y tocándole la pierna.

- Sí, aunque para ser justos, fue mi amigo quien lo mató.

- Debes tener miles de historias que contar.
Dijo Kerom.

- Y espero poder contarlas todas, si no en esta vida, en la siguiente.

- Midari, quiero que me enseñes tus poderes de gran mariscal.

- Pues tienes mala suerte goblin, de los tres grandes mariscales soy la única sin poderes.

- ¿Y entonces como es que eres una gran mariscal?

Midari se acercó a un árbol y desapareció.

- Cuando logréis sobrevivir a una de mis salvas, consideraré ayudaros.

Una flecha mágica voló hacia Dolg. Iba rápida, pero el goblin logró detenerla con una mano.

- ¿De qué va todo esto? Esta flecha no es normal.

El último rey goblinWhere stories live. Discover now