CAP 38

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No podía dormir, y eran altas horas de la noche.

Decidí salir y sentarme a orillas de la fuente que había afuera, y me quedé mirando a la nada. Unos minutos después, oí pasos y vi a Aang sentarse junto a mí.

–¿En qué estás pensando, Jazz? –Me preguntó.

–En Zuko. –Suspiré.- Estoy confundida.

–¿Por qué?

–¿Qué sientes por Katara? –Pregunté.

Aang se sonrojó.

–La amo.

–Siento lo mismo por Zuko. Pero sigo dolida por todo. A veces quisiera ir y besarlo, pero otras veces quisiera patear su trasero.

–Si lo amas, deberías decirlo.

–Tú deberías decírselo a Katara.

–Lo haré. Cuando sea el momento.

–Yo no sé si hacerlo. La única vez que se lo dije, fue en la prisión de Ba Sing Se. Fue la primera vez que le dije a alguien que lo amaba, y me lastimó luego de que lo dijera.

–Que te haya lastimado una vez no significa que lo haga de nuevo.

–Eso espero, Aang. Yo conozco a Zuko, sé que quiere redimirse, al menos contigo.

–¿Qué quieres decir con eso?

–Que no sé si quiere redimirse conmigo.

Y sin decir más, caminé de regreso a mi habitación. Vi a Zuko entrar a la suya y no supe qué decir, porque presentía que había escuchado algo de mi conversación con Aang.

La mañana siguiente era la primera clase de fuego control de Aang, y Zuko y yo tratamos de enseñarle, pero Aang necesitaba practicar.

–¿Qué tal una demostración? –Preguntó el avatar.

Zuko y yo asentimos y nos colocamos en posición de combate. Contamos hasta tres y ambos lanzamos el ataque al mismo tiempo.

Pero lo único que logramos lanzar fue una pequeña chispa de fuego.

¿Qué carajos...?

Y no pudimos hacer fuego control en todo el día, y yo no entendía qué estaba pasando. Al anochecer nos reunimos en la fogata para conversar sobre opciones.

–Quizás Zuko no puede hacer fuego control porque ya no se enoja. –Habló Sokka, arqueando una ceja.

–Y quizás Jazz no puede hacerlo porque está confundida. –Dijo Aang.

Entonces me puse a pensar. Estaba confundida respecto a Zuko, y quizás la duda en mi corazón no me permitía utilizar mi fuego control como siempre lo hice.

–¿Y qué podemos hacer? –Pregunté.

–Ir a los orígenes del fuego control. –Dijo Toph.

–Pero el origen... eran dragones. –Hablé.

–Y están extintos. –Complementó Zuko.- ¿¡Dónde demonios vamos a encontrar un dragón!?

–Los guerreros del sol. –Comenté.- Recuerda, Zuko. Fueron los primeros que aprendieron de los dragones.

–¿Guerreros del sol? –Preguntó Aang.

–Tal vez podemos aprender algo visitando sus ruinas. –Comentó Zuko. Asentí.

Todos asentimos y decidimos ir al día siguiente. Solamente íbamos a ser Aang, Zuko y yo.

La mañana siguiente subimos a Appa y partimos. Me acosté mirando el cielo, mientras Aang dirigía el vuelo. Zuko estaba sentado a mi lado, mirando el mar sobre el cual volábamos.

–¿Vamos a tardar mucho? –Gruñó.

–Relájate, señor gruñón. –Dije, suspirando.

Zuko giró para verme y suspiró también.

–Quiero hablar contigo, Jazz.

–Habla.

–No ahora.

–¿Entonces cuándo?

–Cuando lleguemos allí.

–Bien.

Y nos mantuvimos en silencio hasta llegar.


El príncipe y la akiva (Príncipe Zuko)Where stories live. Discover now