CAP 33

309 31 3
                                    

ZUKO'S POV:

Había ido de vacaciones con mi hermana, Tai Lee y mi novia en una isla. Habíamos pasado días entretenidos allí, y para ser sincero, me estaba sintiendo mejor poco a poco.

Aquella noche habíamos ido a una fiesta, en la que mi hermana no paró de coquetear con el sueño de la cabaña, Tai Lee era acosada por mil hombres, y mi novia y yo estábamos juntos en el sofá.

–¿Quieres tamales? –Pregunté.

Mai asintió y me levanté para servirle algunos. Un idiota chocó conmigo e hizo que se me cayeran al piso.

–¡Oye imbécil, esos eran para mi novia! –Gruñí furioso, señalando a Mai sentada en el sofá.

Entonces noté que un hombre estaba hablando con ella.

Corrí para empujar al chico y lo lancé contra un jarrón, rompiéndolo.

–¡Aléjate de mi novia! –Grité, muy molesto.

–Zuko ¡ya basta! –Me gritó ella, enfrentándome.- ¡Estás muy molesto todo el tiempo, eres muy impulsivo e irritable! ¡Te estás pasando del límite!

–¡Pues a diferencia de ti yo sí siento algo! ¡Tú no sientes pasión por nada, solo te dedicas a hablar! –Grité.

–Ya fue suficiente. Se acabó. –Dijo ella, dándome la espalda.

No dije nada y le di la espalda también.

–¿¡Quién rompió mi jarrón antiguo!? –Exclamó el dueño de la cabaña, y todos me señalaron.

–¡Ya lárgate!

–Ya me iba. No quiero estar aquí. –Dije, molesto.

Más tarde aquella noche caminé furioso por la playa.

Estaba molesto conmigo mismo, ya no sabía la diferencia entre el bien y el mal.

Estaba furioso.

Extrañaba los consejos de mi tío. Extrañaba los ojos de Jazz. Extrañaba los estúpidos pero deliciosos tés de mi tío. Extrañaba los besos de Jazz.

No pude más con ese sentimiento de tristeza y le pedí perdón a Mai, para luego besarla y quedarme con ella el resto de la noche. Logró distraerme por un rato, como siempre.

No me importaba utilizarla, pero a veces ella lograba hacer que olvidara aquellos ojos verdes que solamente me traían dolor al corazón.

JAZZ'S POV:

–Chicos, –Toph nos despertó a todos en la mitad de la noche.- Van a pensar que estoy loca, pero se acerca un hombre de metal.

Todos nos levantamos al ver a Aang levantarse de golpe para evitar que una especie de rayo de fuego llegara a nosotros.

Todos nos pusimos en posición de ataque, dispuestos a enfrentar a aquel tipo que parecía ser un mercenario, de esos que asesinaban por dinero.

¿Venía tras Aang? ¿O venía por mi?

–Todos suban a Appa, lo distraeré. –Dijo Aang.

–Iré con él.

Ambos corrimos hacia un campo lleno de piedras y lo distrajimos con tierra control hasta que Appa vino por nosotros.

–Ya estamos a salvo. –Dijo Aang.

–No sé por qué, pero tengo la sensación de que ese hombre sabe quiénes somos. –Dijo Katara.

–Pienso lo mismo. –Dije yo.

El príncipe y la akiva (Príncipe Zuko)Where stories live. Discover now