Con algo de pereza terminé de vestirme con unos vaqueros sencillos y una blusa de un tono parecido al dorado. Me hice una coleta alta, ya que mi pelo hoy no estaba de la mejor forma y me apliqué perfume sobre el cuello.
Salí hacía el comedor de mi apartamento con el bolso sobre la mano, agarré una chaqueta y miré a Sara, la cual me miraba expectante.
-¿Cena en su casa y una película romántica? –se rió descaradamente-. ¿Sabes lo que quiere, no?
Rodé los ojos.
-Me da igual lo que quiera. No voy a hacer nada con él. –le dije, seria.
-Tu sabrás... –rodé los ojos.
Odiaba infinitamente cuando insinuaba cosas que no iban a pasar.
Me despedí de ella escuetamente y salí por la puerta.
Una vez estaba en frente de la puerta de Carter, tras haber pasado por el trayecto del ascensor que no parecía terminar debido a que vivía en un ático, toqué al timbre.
Segundos después la puerta se abrió.
Carter se encontraba con unos pantalones de chándal negros. Y ya, no llevaba nada más puesto. Me dejaba ver su torso desnudo y marcado. Su pelo estaba revuelto y el estaba muy guapo, a pesar de los rasgos de seriedad en su cara. Ni si quiera sonrió.
Pasé dentro y me giré para mirarle.
-¿Te pasa algo? –pregunté.
Él lamió sus labios y se colocó una camiseta básica de color blanco.
-Lo que quiero es que me expliques que narices te pasa a ti con Justin. –espetó-. Fue muy bonito todo el royo ese de que tenía novia, la cena como si fuéramos amigos y todo lo que quieras. Pero es hora de dejar las cosas claras. Ni él me soporta ni yo a él.
Me puse seria.
-¿A que viene todo esto?
-A que no paro de verte a ti y a él en programas de televisión hablando sobre vuestra reconciliación. Sobre que habéis vuelto, que os han visto besándonos, y demás. –me miró fijamente-. Me lo puedes explicar, por favor. –suspiró-. Porque obviamente no creo nada de lo que dicen en esos programas de chismes, pero si sé que últimamente estas demasiado ausente y me gustaría saber que pasa. –espetó.
-No pasa nada, simplemente. –me estaba poniendo nerviosa.
-Melissa, joder.
-¡Que no pasa nada! –cogí iré-. Solo... solo... –no sabía que decir. Me sentía como una asquerosa mentirosa. Pero no veía posibilidad de decirle otra cosa.
-¿Que?
-Solo somos amigos... nos llevamos bien. Sabes que la gente habla demasiado. -hable, segura.
-¿Estas segura de que el te ve como un amiga?
Tragué saliva.
-Por supuesto.
Entrecerró los ojos.
-¿Y tú a él?
-Joder, Carter. ¡Pues claro que sí! ¿Como le voy a ver? –me alteré, por que esta situación, envuelta en mentiras que me torturaban, me ponía demasiado nerviosa.
Él se levantó del sofá y me agarró de los brazos.
-Ey, ey... espera, lo siento. –acarició mi mejilla-. Es lo que estos días has estado demasiado rara y estaba preocupado. Lo siento... –me abrazó, y logró conseguir que me sintiera aún más culpable. Me estaba diciendo "lo siento" por algo de lo que él no tenía la culpa, algo que era de lo más normal...