Capítulo 52 || ¿Se conocen?

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—¿Qué pasó ahí abajo? —le pregunto una vez abre la puerta y entra a la habitación completamente furiosa.

Todos están en la planta baja igual que yo, sorprendidos por la actitud agresiva de Phoebe, a espera de una explicación que se niega a dar.

Jamás la había visto como ahora, con los ojos completamente oscuros y matices rojos bordeando su iris. Con sus labios en una fina línea que a simple vista parece difícil de borrar. No hay rastro de aquella chica de mirada tierna, sonrisa encantadora y actitud vivaz.

—¿Me preguntas o reclamas? —Se detiene en medio de la habitación mirándome a la defensiva.

Su mirada juega a intimidarme, estudiarme, medir mi reacción haciendo que por un segundo me sienta frente a papá.

Es tan idéntica a él.

Su pecho sube y baja producto de la forma errática que respira y seguramente el palpitar acelerado de su corazón. Sus hombros se mantienen erguidos, tensos. Su imponente figura destila superioridad. Parece un animal a la espera de saltarme encima.

—Quiero saber que te tiene así, Phoebe. ¿Qué dijo esa mujer para que te pongas a la defensiva conmigo?

Resopla.

Camina al balcón de su habitación resonando con firmeza sus tacones.

—Es una... —espeta, se interrumpe a sí misma haciendo un gesto de manos.

—¿Una qué? —Llego a ella. Permanece en silencio mirando la noche expandirse, rodearnos. —¿Qué sucedió, princesa? —Utilizo un tono bajo, el mismo que uso cuando está afligida, agobiada y siente que quiere desaparecer por los malestares de su embarazo.

Se gira dejando ver nuevamente su rostro, un poco borroso por la oscuridad, pero siendo notorio por el resplandor de la luz de la habitación.

—Sabe de mi embarazo. —Abro los ojos como platos sorprendido. —Escuchó cuando Ava me reprendía por comer los bocadillos con picante, asegurando que eso le podría afectar en los primeros meses de mi embarazo. —Trago saliva con dificultad.

Todo mi cuerpo se ha alterado notoriamente.

—¿Qué? —balbuceo sin sentido.

—Sí, sí, fue una maldita imprudencia, lo sé. —Se ve atormentada, enojada con ella misma.

—¿Quiénes saben de tu embarazo? —pregunto, mi voz es ronca dejando claro cuánto me afecta verme descubierto.

—Johan, Mamá, Ava, tu melliza y... —Se detiene.

La miro con los ojos entrecerrados al ver que parece nerviosa.

—¿Quién más, Phoebe? —Inhala profundamente antes de llevar la mirada al cielo, pasarse la mano por el cabello para después posar sus ojos en mí.

—Alex. —Todo rastro de nerviosismo es sustituido por el calor de la ira.

La simple mención de su nombre me retuerce el maldito estómago. Ese imbécil despierta mi lado irracional que controlo al ver a Phoebe a la defensiva. No quiero cagarla nuevamente por mis celos irracionales.

—¿Qué sucedió con Amanda? —Vuelvo a preguntar.

Cierra los ojos, no sé con qué finalidad, pero me alarmo. Corto por completo la distancia cuando su cuerpo suelta el peso que le impuso la tensión y se marea.

Inhala y exhala varias veces controlándose. 

—Lo amo, Damon —dice con firmeza, más su voz es suave. Abre sus hermosos ojos que ahora hacen cristalinos—. Lo amo por el simple hecho de existir. Es una parte de mí, de ti, es fruto de esto que siento y si es posible lo defenderé de ella, de mi familia y si es necesario de ti. —Acorto la poca distancia que separa nuestros rostros, sintiendo una opresión en el pecho al comprender su ira. Limpio las lágrimas que ruedan por sus mejillas, pero nuevas se dan salida. —Es tu madre, puede insultarme, hacer lo que quiera conmigo, pero ten por seguro que jamás permitiré que insulte o llame como quiera a mi hijo. Nunca, Dam... —No la dejo que termine.

Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora