Capítulo 9 || Partida

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Lo veo caminar en dirección al comedor con el cuerpo completamente tenso. En el poco tiempo que llevo de conocerlo nunca lo había visto enojado, tenso, furioso consigo mismo al punto de obviar el dolor de su pierna y caminar perfectamente bien apresurado.

A sabiendas de la petición de papá decido entrar nuevamente y hacerle entender el motivo que nos llevó hacia esa reunión.

Mirando por el ventanal con vista al lago se muestra abstraído. Sumido en sus propios pensamientos los que deduzco no son agradables por la tensión que emana su cuerpo.

—Papá. —No hace caso a mi llamado, pero relaja la tensión de su cuerpo.

Suspiro profundamente y me coloco junto a él. Ambos admiramos la vista que ofrece la mañana fresca, con un cielo despejado y pocos rayos de sol que golpean el lago y los inmensos árboles. En parte entiendo su fascinación por la vista. Es hermosa y relajante. Tiene ese toque de primavera y verano atrayente.

—La vida muchas veces te pone pruebas a las que tienes que enfrentarte con gallardía. He asumido que la mía mucho más al haber hecho cosas del pasado que no me hacen sentir orgulloso, pero ahora comprendo que el ser humano es imperfecto y siempre cometerá errores. —Lo miro para verlo sonreír sin despegar la mirada de su objetivo. —La única perfecta que he conocido, es tu madre. Esa mujer fue un ángel que llegó para salvar mi vida de las sombras que me atormentaban. Cambió mi perspectiva de vida, me hizo conocer realmente la felicidad y es algo que le voy agradecer toda la vida. —Borra su sonrisa, para ahora colocar en sus ojos un deje de tristeza que veo de soslayo. —Sufrí su pérdida. Amarla con mi vida me encerró en un mundo de dolor que nunca superé. Mis hijos fueron mi pilar. Me refugié en ellos y aprendí a conocerlos mejor que ellos mismos. —Posa sus ojos en mí. —Su regreso trajo consigo mi alma. Volví a sentir esa sensación de felicidad, dependencia y complemento que solo ella pudo crear en mí. Te trajo a ti y aunque en un principio tuve miedo, al conocerte se evaporó. El amor a los hijos biológicos nace desde el vientre, pues el mío hacia ti nació con las palabras de amor incondicional que mi esposa dijo cuando la volví a ver. Sin conocerte fuiste importante, más que por ella, por saber que aquel niño que sabía podía ser mi hijo, había tenido como guía en la vida a un verdadero ángel. —Un nudo se cierne sobre mi garganta. —No te voy a mentir, Damon. Guardo en mí el temor de perderte, que encuentres en ellos no solo la respuesta a la conexión que debe generar ser tus padres biológicos, sino más amor del que te brindamos.

Sonrío tenue.

—No hubo conexión, papá —digo con voz rasposa recordando ese momento—. El temor a sentir algo al verla se evaporó cuando simplemente quería huir de su presencia. —Me mira fijamente. —Fue como alguien que tiene un papel en tu vida sin importancia y me impactó. Creí que al verla pondría en duda mis sentimientos, pero fue todo lo contrario, y para terminar de comprobarlo recibí la llamada de mamá y fue inexplicable. Su voz me calmó en ese momento de temor que me cubría. —Ladea la cabeza levemente.

—¿A qué le temes? —Suspiro profundamente.

—A lo mismo que tú, papá. —Sus ojos se tornan tristes. —Temo que un día llegué un sentimiento por esa mujer. Que su familia me resulte indispensable como lo hacen ustedes. —Tira de mí, me envuelve entre sus brazos.

—Son solamente eso, hijo, temores. —Se separa. —Son sombras de las cuales debemos liberarnos. Tenemos que empezar a ser felices. Debemos dejar el pasado atrás y vivir del presente sin miedos ni ataduras. —Nunca he estado más de acuerdo con él.

—Eso quiero hacer, papá. Es por eso que hoy viajaré a Berlín. —Parpadea repetidas veces procesando mis palabras. Por un segundo se sume en sus pensamientos para luego asentir. —Quiero librarme de eso que me ata a la familia Grimmes y a mi regreso quiero convertirme en un Grey. —Sonríe ampliamente. —¿Puedes tener todo listo a mi regreso?

Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora