Capítulo 23: De todas maneras iré

869 12 3
                                    

-Anna –susurré para que el profesor no me escuchara.

-¿Hm? –respondió ella.

Justo en ese momento sonó la campana así que pude volver a mi tono normal. Recogí mis libros al igual que ella, los guardamos en nuestros respectivo casilleros y nos dirigimos al comedor.

-¿Te puedo hacer una pregunta?

-Es raro que digas eso –dijo Anna- Pero claro, dime.

-¿Alex sigue invitado a tu fiesta?

-Le di una invitación al él el mismo día que di una a ti. Si se la quito sería de muy mala educación.

-Si, claro –dije.

-Si te sientes incómoda con que Alex vaya puedes faltar. No hay problema –me dijo ella con una sonrisa- Después podemos nosotras celebrarlo. Sería algo más íntimo, pero sería bueno.

-No pienso hacerte eso en tu día –le dije.

-De verdad que no quiero que te sientas mal ni nada…

-De todas manera iré. Aunque tú no quieras.

Lo último le sacó una sonrisa.

-Si tú lo dices –dijo justo cuando llegamos al comedor.

Fuimos hasta la mesa donde se encontraba Paul y Dan tonteando como siempre. Nos sentamos con ellos y tuvimos una agradable conversación. Claro que mientras estaba con ellos y reía, mi mente y ojos también estaban vagando por todo el comedor en busca de Alex al cual al instante encontré sentado con Lucy. Ella tenía una voz chillona que hacía que las personas se alejaran, pero a Alex no parecía molestarle o al menos no lo demostraba. Se supone que ya debería de pensar en otra cosa debido al tiempo que pasaba, pero simplemente no podía. No podía verlo con ella.

Después de clases fui y trabajé en The Spot. Estuve hablando con Liam y contándole mi vida, parecía importarle así que no me aburría. Así paso el día, yo hablando con Liam y atendiendo a las personas que llegaban. Ya casi acaba mi turno y llegaría la otra chica para seguir atendiendo el resto de la noche. Liam me pidió sacara la basura, no me gustaba ese callejón, pero no iba a dejar que me asustara. Salí y arrastré la bolsa. En el callejón solo había una luz, la cual no alumbraba mucho ya que todo lo demás estaba en completa oscuridad. Escuché algo y me voltee inmediatamente, no entendía por que siempre que estaba sola me ponía tan paranoica de seguro no era nada. Fui a revisar hacia donde había escuchado el ruido y no había nadie. Me relaje. Hasta una luz de linterna me encandilo.

-De este lado –dijo una voz.

No podía ver nada por la luz.

-¿Podrías alejar eso de mí?

-Solo quiero hablar contigo –dijo apuntando hacia otro lado.

-Lo deje todo muy claro aquella vez.

-Necesito que me escuches, Nicole. Por favor.

-¡No quiero!

Sam camino rápidamente hacia mí y el miedo me invadió. Me tomó de los hombros y me puso contra la pared. Me encontraba en esa situación de nuevo, solo que esta vez no llegaría Alex a rescatarme. Esperaba que no volvería a pasar, pero de verdad moría de miedo, no sabía que hacer. Traté de tomar aire y tranquilizarme, pero me fue imposible.

-No voy a hacerte daño. He cambiado desde aquella vez –dijo tranquilizándome.

Por alguna razón creí lo que decía. Sonaba sincero y en verdad arrepentido.

-Esta bien. Te escucho.

-Quería pedirte perdón, en serio. Esto me carcome por dentro. Se que de verdad te herí, pero en esos momentos no pensaba, tan solo lo hice. Al final fue que me di cuenta del gran error que cometí y con la persona la cual lo cometí. Quiero que sepas que yo si te quise y con toda mi alma y corazón, pero nada salió como debía. Se que después de esto no me quieres ver más, es difícil de procesar, lo sé.  Tampoco te dije nada porque te llevabas tan bien con tu madre que no quise arruinar eso y cuando nos viste juntos creí que todo se había acabado de verdad. No te pido que seamos amigos ni nada, tan solo que me perdones. Todos cometemos errores y creo que merecemos una segunda oportunidad, pero depende de ti.

No era una persona rencorosa. Lo que me había dicho había hecho efecto en mí. De sus ojos parecían brotar lágrimas y justo en ese momento lo abracé.

-Te perdono.

-Gracias –dijo devolviéndome el abrazo.

Lo conocía de toda la vida, no podía no perdonarlo. Tenía que hacerlo. No era mala personas, solo tenía defectos los cuales yo aceptaba.

-Déjame que te lleve a tu casa –se ofreció.

-Esta bien. Solo le diré a Liam que ya me voy.

Entré y le comenté a Liam lo sucedido. Dijo que todo estaba bien y con eso salí del nuevo al callejón al encuentro con Sam. Me llevo hasta mi casa y volvimos a ser los mismos de antes.

Mi Beetle al fin ya no estaba en el taller. Lo habían traído hoy por la tarde mientras yo estaba trabajando en The Spot. Ya no tendrían que venir caminando o estar molestando a las personas con que me llevaran.

El resto de la semana estuve en ferias de universidades buscando alguna me atrajera. No quería seguir en The Rocks. Necesitaba un tiempo y estar fuera de aquí. Si me iba podría hacer nuevas amistades y tal vez amores. Aunque Alex me haya superado más rápido de lo que yo pensé, yo a él lo extrañaba y lo quería, me pasaba totalmente lo contrario. Tenía que olvidarlo definitivamente. Después de más de un mes tenía que seguir con mi vida. Tenía suficiente dinero ya ahorrado como para irme y pedir una beca en alguna universidad del extranjero. Había hablado con papá y estaba de acuerdo y Carla aun más. Todo estaba prácticamente listo. Había pedido una beca para una universidad en Londres y me habían aceptado con gusto. Pronto estaría en las hermosas calles londinenses disfrutando de un delicioso té y maravillosos acentos.

Era 22 de junio y me estaba arreglando para asistir a la fiesta en la playa de Anna. Fui en mi Beetle y el ambiente se sentía muy bien en la playa. Había música, bebida, de todo. Las luces le daban un estilo tailandés. No sabía como había hecho Anna para que todo quedara tan perfecto como lo estaba. Estaba estupefacta. La vi con Dan y los fui a saludar. Tenia un lindo vestido playero azul que hacía resaltar su figura.

-¡Asombroso!

-¿En serio?

-¿Estás bromeando? –casi grité- Esto es genial.

-Gracias –y una sonrisa se dibujo en su rostro.

Ya había llegado mucha gente y unos estaban bailando mientras otros hablaban y tomaban.

-¿Y Paul? –pregunté.

-Debe de estar bailando –dijo Dan.

Lo comencé a buscar con la mirada y desafortunadamente no lo encontré. Mas bien encontré a Lucy y Alex bailando muy juntos. Alex parecía no haberme visto, pero al instante en que Lucy me vio, lo besó. Esta sería una larga noche, de eso estaba segura.

That One ThingWhere stories live. Discover now