Capítulo 12: Fiesta para dos

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-Estúpida X, ¿por qué no se despeja sola? -comenté estresada.

-Nicole, ya pronto aprenderás. Si quieres seguimos otro día -dijo Paul.

-Esta bien. Apenas son las seis, ¿qué quieres hacer?

-¿Vamos a caminar?

-Ok.

Salimos de la casa dejando a Dan y Anna solos.

Caminábamos por la acera viendo los vitrales de las tiendas y hablando como si fuéramos amigos de toda la vida, en eso vi a Alex de lejos, levanté la mano para que me viera y vino hasta mí. Cuando llegó me dio un dulce beso en los labios y me abrazó, no fue hasta después que notó la presencia de Paul, incomodo por cierto.

Paul se veía extraño ahora, además de su incomodidad ante nuestro momento vi algo en sus ojos, ya no tenían brillo, siempre brillaban esos hermosos ojos color chocolate pero ahora ya no. Me había dado cuenta de que no los había presentado así que lo hice.

-Alex él es Paul, Paul él es Alex -dije encantada de presentarlos al fin.

Los dos estrecharon una mano y se miraron fijamente. Alex se veía de lo más normal y Paul no. Me pregunto que le había ocurrido si hace un rato estaba de maravilla.

-Gusto conocerte -le dije Alex con una sonrisa- ¿Eres el hermano de Dan, no?

-Si -respondió Paul muy seco.

-Deberíamos de salir todos para conocernos mejor -dijo Alex con mucha alegría. Amaba su entusiasmo.

-Claro, algún día.

-Y, ¿qué estaban haciendo? -preguntó Alex.

-Fui a su casa para que me explicara unas cosas de matemáticas -respondí.

-¿En vacaciones? -preguntó como si estuviera loca.

-Si, necesito entender esos temas. -le expliqué- ¿Tú a donde ibas?

-A comprar algo de comida.

-Me voy un momento, luego me alcanzas -dijo Paul yéndose rápidamente.

-¿Qué le ocurre? -preguntó Alex.

-No tengo ni la menor idea -respondí- Será mejor que lo siga.

-Nos vemos mañana en mi departamento, ¿te parece?

-Ahí nos vemos -me besó y continuo su camino.

Fui hacia la dirección en la cual se había ido Paul, ¿qué rayos le ocurría? Lo averiguaría ahora mismo.

Lo vi sentado al lado de una fuente y me dirigí hasta él.

-¿Qué te pasa? -le pregunté desconcertada.

-Nada.

-¿Entonces por qué te fuiste así?

-No sabía que tenías novio. -comentó secamente.

-Si, lo tengo -aclaré- Y, ¿eso qué?

-Nada.

-Hace un rato estabas muy bien y ahora...

-Simplemente me tenia que ir.

-¿A sentarte en la fuente? Gran excusa.

-¡No es tu problema, Nicole! -gritó.

No pensaba que en realidad fuera a gritarme, me levante y antes de seguir caminando voltee y le dije:

-Pensé que no eras imbécil como los demás, pero ahora veo que me equivoqué.

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