Capítulo 41: Revivir

67.4K 3.7K 909
                                    

Me iba observando a Sirio temiendo cerrar los ojos y ya no encontrarlo al abrirlos, él observaba el campo y me clavaba la vista tras cualquier movimiento que yo hacía. Empezó a llover de pronto. Genial. Estaba por decirle a Max que parase para entrar a la cabina como sea, pero vi a Sirio mirando hacia el cielo.

Era una imagen hermosa, hasta mística, verle contemplar el cielo mientras las gotas de agua caían y recorrían su hermoso y varonil rostro, cerró los ojos, y me pareció ver el fantasma de una leve sonrisa en sus labios. Enseguida la lluvia se hizo más torrencial, y se deslizó un poco más abajo, hasta recostar la cabeza contra el borde de la tolva, dejando que la lluvia le siguiera cayendo.

Alguien tocó la ventana desde dentro de la cabina, llamando mi atención. Era uno de los gemelos, abrió la ventana de su costado y se asomó un poco.

—¿Quieren entrar aquí? —preguntó.

—No, gracias —respondí.

Se encogió de hombros y cerró la ventana. No importaba mojarme si Sirio estaba feliz con la lluvia. Volví a observarlo, el agua corría por su piel, limpiando las manchas de sangre. Su expresión era de total tranquilidad, se le veía tan glorioso como siempre y aún me costaba asimilar que estaba aquí conmigo.

Abrió sus ojos de verde intenso y los plantó en mí.

—Ven aquí o no podré cerrar los ojos en paz —murmuró.

Mi corazón dio un brinco. Quise acercarme a gatas pero no pude contenerme y casi que me avente sobre él, no solo por mi impulso sino también por el terreno accidentado por el que estaba corriendo la camioneta. Se enderezó rápido y extendió los brazos recibiéndome en mi torpe movimiento y acunándome contra su cuerpo.

Me acomodé a su costado y lo rodeé con mis brazos por la cintura mientras enterraba el rostro por su cuello. La lluvia me había empapado también pero ahora era bienvenida, sentía que continuaba con la ardua labor de limpiar y sacar el dolor de mi interior.

—Mi amado —le susurré.

Giró el rostro y rozó su nariz por mi frente, volvió a mirar al cielo y cerró los ojos. Yo también los cerré pero no intenté dormirme, seguía teniendo miedo de que no estuviera luego al despertar.


***

Un leve remezón me hizo despertar de golpe, espantada. ¡Rayos, me dormí! Pero el alivio me invadió calmándome pronto al ver a Sirio entre mis brazos. Sí, no había sido un sueño.

Sonreí ampliamente por primera vez después de mucho y apreté mis brazos a su alrededor, él hizo lo mismo en respuesta. Estaba dormido, pero bien y a mi lado, me reacomodé y besé la línea de su mandíbula sintiendo su barba, respiré hondo. Ya había parado de llover pero me caían algunas gotas de agua de su cabello.

La camioneta empezó a bajar la velocidad hasta que se detuvo por completo. Los chicos bajaron.

—Llegamos —anunció Max.

Me enderecé con algo de dificultad y me apoyé en una mano mientras acariciaba el rostro de mi Sirio con la otra. Ursa y Sinfonía seguían viéndome con algo de rencor pero me era irrelevante ahora. Uno de los gemelos le dio una leve sacudida a Sirio.

—Hey, llegamos —le dijo.

Sirio frunció el ceño gruñendo bajo en su garganta y siguió durmiendo. Sonreí nuevamente.

—Debe estar muy agotado —dijo el otro hermano.

—Ya despertará —comenté, dándole otro suave beso en la mejilla.

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora