Capítulo 45: Nueva era

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Me asfixiaba, quería respirar y no podía, un murmullo ensordecedor en mis oídos no me dejaba concentrarme en nada, sentía que giraba mientras intentaba respirar, lo que fuera, pero lo necesitaba urgente.

Alguien tiró de mí, halándome con fuerza, el ruido en mis oídos se retiró de golpe y vinieron otros: alarmas de autos, gritos y hombres dando órdenes. Pude tragar toda una bocanada de aire al fin.

—¡Marien! —me llamó esa voz, haciéndome reaccionar.

Enfoqué mi vista en su rostro mientras me sacudía. Al fin pude ser consciente, habíamos caído al lago. Tosí un poco por la falta de aire y el agua que había tragado.

—Sirio —murmuré.

Me mostró su sonrisa de ensueño y me abrazó. ¿Qué había sucedido? No lo recordaba, estaba confundida. ¿Era este mi paraíso? ¿Con él? Si era así, estaba agradecida.

—Lo logramos —dijo, y juntó su frente a la mía mientras seguía sonriendo.

¿Qué?

Reaccioné al fin. ¿Lo habíamos logrado? Lo habíamos logrado, y estábamos vivos, juntos. Entonces creí recordar. Al parecer la explosión tenía un escaso conteo, unos cinco segundos extra, suficientes para que un veloz evolucionado me envolviera en sus brazos, corriera lejos, y se arrojara por la ventana. Un golpe de suerte que parecía haber estado predestinado.

Todo había terminado al fin. Reí y lo abracé fuerte, lanzándome a sus labios para darle un gran beso.

—¡Lo logramos! —exclamé feliz.

Soltó su bonita y varonil risa, avanzó un poco en el agua mientras me mantenía aferrada a él, besé su mejilla y cerré los ojos, respiraba aliviada y me tranquilizaba más con su aroma. Llegamos a la orilla y nos sentamos en ella.

—¡Hey! —gritó una voz familiar—. ¿Están bien?

Volteamos, era Max que venía nadando.

—Todo bien —contestó Sirio.

Max sonrió y dejó de avanzar, se hizo para atrás y quedó flotando boca arriba en el agua.

—Bueno, supongo que tenemos suerte de estar vivos —dijo—. Gracias por tirar de mí, pero, ¿Saben? Dejaré de juntarme con ustedes, los persigue el drama. —Chapoteó—. Santo Dios...

Recordé las heridas de Sirio y enseguida me puse a horcajadas sobre él para examinarlo.

—Hey, tranquila —reclamó Max.

—Quiero ver sus heridas —respondí.

Mi chico me miraba con una ceja arqueada y una sonrisa.

—Ya deben haber cicatrizado un poco —murmuró con su seductora voz—. Pero si gustas examíname...

—Señal de salida —renegó Max y se fue nadando.

Reí entre dientes mientras lo observaba irse. Sirio tomó mi mentón con delicadeza, girando mi rostro para verlo a los ojos, esos ojos que ahora brillaban con picardía, acorde con su sonrisa, y me besó, haciendo que me perdiera en su boca.


Fuimos hacia el hospital, los evolucionados estaban retirándose en son de paz y muchos se estaban ofreciendo a ayudar a reparar los destrozos.

De camino nos encontramos a los chicos: Rosy, Marcos, John, Tania y algunos de los soldados de Max. Además estaban Ácrux, los hermanos y otro H.E. que era mayor, con ojos de un raro color mostaza, al verme sonrió levemente. Estaban con algunas heridas, seguro habían peleado para proteger a mis amigos.

Ojos de gato Tentador [La versión de ella]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora