43: Pequeña función

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Con mucho esfuerzo, alejé mi vista de todos ellos y me concentré en cantar

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Con mucho esfuerzo, alejé mi vista de todos ellos y me concentré en cantar. Era muy difícil sabiendo que todos mis ex amigos estaban ahí, en primera fila, viéndome hacerlo. Pero logré que mi voz no decayese o titubeara, para tal caso mi voz sonó perfecta. Me di palmaditas en la espalda por aquello. Por no dejar que esas personas arruinaran mi noche. No quería darle vueltas al asunto, ya no quería seguir en lo mismo. Quería ser libre. Y sí, lamentablemente sabía que tarde o temprano iba a verlos, así que no debería ser un problema para mí. En vez de dejarles ver mi debilidad, decidí hacerles ver mi fortaleza. Canté como nunca aquella canción, que irónicamente hablaba de las falsas personas y como te apuñalaban por la espalda. Aproveché para ver sus rostros mientras cantaba mi parte, quería hacerles saber lo que no podía decirles con palabras.

Allan me soltó la cintura para alejarse un poco. Estaba acalorada por el esfuerzo, la adrenalina y también por su cercanía que me ponía los pelos de punta.

La canción terminó y todos gritaron emocionados. Me alejé de él para tomar el agua que estaba en el piso a un lado de la batería. Luke me guiñó el ojo mientras tomaba también otra botella. Tomé de golpe el agua sin querer voltearme a la audiencia. Mi corazón latía a mil por hora y sabía que era por la adrenalina de haber cantado frente a ellos.

Allan habló por el micrófono diciéndoles a todos que tomaríamos una breve pausa y luego regresó conmigo, que aún estaba de espaldas, sonriéndole brevemente a Luke.

—¿Qué pasa, pequeña? —preguntó Allan tomando la botella de agua que Luke le pasaba, al mismo tiempo que Ben y Mark se unían a nosotros.

Lo miré sin entender

—¿Cómo que qué pasa? —Fruncí el ceño—. No me pasa nada.

Mark rio, como si supiera que estaba mintiendo. Todos me observaban incrédulos.

—¿En serio, pequeña? —preguntó Allan con una ceja alzada—. Se nota a kilómetros lo incómoda que estás.

Apreté los labios al ser descubierta. Sí, estaba incómoda. Podía sentir en este instante mi cuello arder por las miradas que seguro recibía de todos ellos. ¿Por qué tenían que venir a esta cafetería? ¿Por qué hoy? Estaba harta de topármelos por todos lados. De esa forma jamás podría superarlos o, para tal caso, ignorarlos. No cuando me los encontraba hasta en la sopa.

Al ver la mirada de los chicos, sentí que podía ser sincera. Ellos parecían ser muy buenos amigos.

—Han venido mis ex amigos —dije soltando un suspiro. Todos al instante voltearon hacia las personas de la cafetería—. ¡Disimulen, tontos!

Voltearon sus cabezas hacia mí con sonrisas lobunas. Allan pasó su brazo por mi hombro y se acercó a mi oído.

—¿Confías en mí? —susurró.

Me estremecí al sentir escalofríos por mi cuerpo. Cuando alguien te decía esas palabras era porque algo muy malo iba a pasar a continuación. Y no quería. Pero aun así, asentí hacia Allan.

El chico de arriba #1 | EN FÍSICOWhere stories live. Discover now