Sentir algo por Kem Wood no está en los planes de Ruby Graham, no después de que él le arrojara agua desde su balcón y estropeara su libro. Sin embargo, cuando los sentimientos comienzan a florecer, las traiciones y los celos también lo hacen.
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No. Decidí que aún no era tarde para correr. Por lo que di media vuelta, ante la mirada atónita de Kylan, y corrí en dirección a la cocina donde una Debie muy sonriente me esperaba, alzó sus cejas, interesada en que hablara.
—¿Y?
La miré confundida, con el corazón latiéndome desbocadamente.
—¿Cómo qué "Y"? —Me llevé una mano al pecho intentando calmarme. Seguro Kylan ahora pensaba que era una completa loca.
Debie me miró confundida.
—Los chicos. —Movió sus cejas de arriba abajo, pícaramente—. Estuve observando que uno de ellos se te quedó mirando, ¿por qué corriste hacia aquí? ¿Te da vergüenza?
Vergüenza me daba mostrarme con este uniforme que apenas cubría mis piernas ante mis amigos. Ellos por supuesto no sabían que trabajaba aquí, aunque seguro Kylan ya les estaba informando. Como pude me recompuse y tomé las cartas de menús que había tirado sobre la mesa al entrar despavorida, y me dirigí hacia donde debía ir sin responderle a Debie, lanzándole una mala mirada. Tenía que ser profesional si quería ganar dinero. Debie levantó los brazos alentándome, al pasar por su lado me dio un golpe en el trasero. La miré mal por la confianza que no le había dado.
Al salir de la cocina, divisé mi mesa donde estaban mis amigos y una chica que no reconocía. Me acerqué rápidamente y sonreí con fuerza.
—¡Hola, chicos! —dije con falso entusiasmo y observando a mis amigos, que tenían la boca abierta de verme frente a ellos. Al parecer Kylan no les había contado que me había visto minutos antes. Lo miré con una ceja alzada, pero luego lo esquivé. Amber fue la primera en reaccionar.
—¡Oh, Dios mío! —gritó, haciendo que Henry a su lado se tapara los oídos—. ¡Estás trabajando aquí! ¿Desde cuándo mujer?
La chica que estaba al lado de Kylan nos observaba con curiosidad. Yo me encogí de hombros como si no fuera gran cosa.
—Hoy es mi primer día.
Amber se levantó de su asiento y corrió a abrazarme. Cuando se alejó me hizo dar una vuelta entera para mostrarle mi uniforme, que se levantó al vuelo, la mirada que me lanzaron todos me hizo sonrojarme. Amber silbó mirando mis piernas.
—Qué sexi, chica —murmuró con una sonrisa—. Yo también quiero usar ese uniforme.
Intenté no fijarme en Kylan pero era muy difícil, podía sentir su mirada en mi rostro. Miré a la chica sentada al lado de él y le sonreí con dulzura.
—Hola, soy Ruby. ¿Y tú eres...?
La chica, muy bonita con su cabello negro lacio y ojos marrones me miró sonriente.
—Yo soy Jessica.
Asentí sin mucho interés y me fijé en Henry. El chico ya no tenía su yeso y parecía muy feliz por aquello.
