Sisters

1.5K 67 16
                                    

Narra Layla

Admirar el amanecer siempre ha sido uno de mis más grandes placeres. En los momentos donde más me he sentido sola, ver el amanecer me hacía sentir como si de alguna manera, yo no fuera tan insignificante. Estar lejos de casa jamás se había sentido tan difícil. Este dolor establecido en mi pecho era difícil de explicar, nadie seria capaz de entenderlo.

Cerré los ojos. Dirigí mi mano a mi cuello y me aferré al collar de tulipán. Pude haber dejado muchas cosas atrás, pero este collar era lo único que me recordaba a casa. Era un constante recordatorio de lo que yo solía ser, de lo que pudo suceder y de lo que deje atrás. Una lagrima cruza mi mejilla. La limpio e intentó recomponerme.

—Mia bellisima —Escucho la voz de Nick a mis espaldas. Rodea mi cintura y deposita un beso en mi mejilla.

En cuanto mis ojos encuentran los suyos no puedo evitar sentir un nudo en mi garganta. Las heridas en su rostro eran un claro recordatorio de que tenía que alejarlo de esto. Aunque él no me lo permitiera, no continuaría poniéndolo en riesgo. Rodeó su cuello y depósito un pequeño beso sobre sus labios. Sus manos rodean mi cintura acercándome más.

—¿Qué te parece si te preparo algo rico para desayunar? —Le sugiero. El abre los ojos con sorpresa.

—Eso me encantaría. —Sonríe. Tomó su mano y lo dirijo hacia la cocina junto conmigo. —Debo confesar que me siento algo intrigado por tus dotes culinarios.

Jamás he sido una buena cocinera, pero últimamente cuando Nick no se encuentra en el departamento, he tenido que ingeniármelas para cocinar cosas sencillas. Sorprendentemente no soy tan mala como muchos pueden llegar a pensar. Comienzo con unos panqueques con moras, los favoritos de Nick. Seguido de eso preparo jugo de naranja. Cortó un poco de fruta y le agrego yogurt con granola. Nick se encuentra viendo la televisión, por lo que consideró hacer algo de lo que no me siento orgullosa.

Nick no podía ser un impedimento para mí el día de hoy. Sabía que no había manera en la que me permitiera irme sola a buscar a mi madre, así que tenía que utilizar otras medidas. Prepare un té de manzanilla especial con unas hierbas que Romina me daba cuando me sentía mal y solamente quería dormir. En cuanto Nick lo tomará, serían cuestión de minutos para que le hiciera efecto.

—¡Listo! —Digo llamándolo. En cuanto se acerca y mira toda la comida se queda pasmado.

—Estoy sin palabras. —Dice como si no pudiera creerlo. Golpeo su hombro y el ríe.

—Hora de la verdad. —Digo cortando un pedazo de los panqueques. Al probarlo, el sonríe.

—Fantástico. —Dice besando mi mejilla rápidamente y luego continúa comiendo lo demás.

Ambos desayunamos mientras veíamos un poco de televisión. Al terminar me acorrala sobre el sofá y comienza a besar mi cuello hasta llegar a mis labios. En cuanto la intensidad comienza a subir y su cuerpo se coloca sobre mi, lo detengo colocando mis manos sobre su pecho. Niego en cuanto sus ojos encuentran los míos, el suspira y asiente comprendiéndome. No podía darle lo que quería por infinidad de razones.

—Prepare un poco de té. —Digo dirigiendome a la cocina y regresando con dos tazas.

—Gracias, cariño. —Dice recibiendo la taza.

Ambos hablamos de diferentes cosas. Acerca de todo lo que había pasado en estos últimos meses, su trabajo, la vida que manteníamos aquí en Italia y muchas otras situaciones. Nick bebió hasta la ultima gota. Yo pretendí beber todo el tiempo. Después de unos minutos comenzó a bostezar, y poco a poco quedó completamente dormido sobre el sofá. Lo cubro con una cobija y llevo las tazas hacia la cocina. Me sentía mal, pero era necesario. Me dirijo a la habitación para cambiarme rápidamente y agarrar mi bolso. No sabía qué tan lejos me llevaría la dirección, por lo que decidí tomar el auto de Nick. Sabía que después de esto, estaría realmente furioso, pero ya no había marcha atrás.

MI GUARDAESPALDASWhere stories live. Discover now