Borracho y Loco

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Narra Layla

Tenía que ser una maldita broma. Parker llego luciendo horrible. Su traje estaba arrugado y su aliento apestaba como los mil demonios. Cuando le exigí una explicación el solo me miró pero no respondió. Esa mirada tan vacía me conmocionó, algo le había sucedido. Maurice llegó en uno de sus convertibles, se veía guapísimo. Me abrió la puerta del copiloto mientras Parker se subía a la parte de atrás.

Al llegar al club pude notar como todos se encontraban aquí. Era obvio que no se podían perder una fiesta en la que Maurice y yo estuviéramos. Entrelace mi mano con la de Maurice mientras se hacía el espacio entre la multitud para que nosotros pasáramos. Amber se nos unió en la mesa, la cual ya estaba llena de gente. Todos querían hablar con Maurice y no faltaban algunas mujeres que intentaban coquetear con él. Ilusas.

—¡Layla! —Me llama Amber. La música era tan fuerte que casi no podía escucharla. —Es Parker, él no luce nada bien.

—¿Qué quieres decir? —Digo buscándolo con la mirada. Amber señala hacia el bar donde se encuentra mi guardaespaldas bebiendo como un adolescente en su primera noche fuera de su casa.

—Vuelvo enseguida. —Le digo a Amber y ella asiente regresando a la mesa.

Me dirijo hacia la barra donde Parker se encuentra bebiendo un trago de tequila. Él se percata de mi presencia y me sonríe. Alza otra copa y la bebe por completo, la regresa exigiendo otra. Antes de que pudiera beberla, se la arrebató de las manos con un manotazo. La copa estalla en pedazos contra el suelo.

—¿Qué estás haciendo? —Dice mirándome de mala manera.

—¿Que sucede contigo? ¡Estas bebiendo como si se acabara el alcohol! —Contesto sumamente molesta. El ríe.

—Oh vamos, Layla. Tú no eres precisamente la persona correcta para darme consejos. —Dice sin tomar enserio mis palabras.

—Nos vamos. —Digo tomándolo del brazo, él se suelta de mi agarre con tanta fuerza que me hace tambalear. —Llamaré a mi padre si no vienes conmigo.

—¡No iré a ninguna parte! —Grita fuertemente. Puedo sentir las miradas sobre mi. —Si quieres llamar a tu padre está bien, no me importa. —Dice sin tomarle importancia.

¿Qué mierda le ha sucedido?

—Perderías tu trabajo. —Respondo sin reconocer al sujeto frente a mi.

—Me importa una mierda. Detesto el trabajo de cuidar a una niña mimada y engreída como tú. —Responde por último y luego se dirige hacia el barman para pedir otra copa.

Sabía que luego se arrepentiría de esto, pero eso no quería decir que su percepción de mí no me afectara. Al final del día sabía que como todos, él igual pensaba que yo era un ser egoísta.

Me alejo de ahí en busca de Amber. Al encontrarla, la tomo del brazo y nos dirigimos hacia el baño que para mí suerte se encontraba vacío. Ella me mira con confusión, probablemente no entendía porque me encontraba tan angustiada.

—Amber, necesito que hagas algo por mí. —Le hago saber, ella asiente enseguida.

—Sabes que te ayudo en lo que necesites, amiga. —Responde con un rostro confuso.

—Parker, él no está bien. Necesito que consigas su teléfono. —Digo rápidamente. Mi amiga abre los ojos como si fuera una locura lo que le pedía.

—¿Cómo esperas que lo consiga? Se dará cuenta, está entrenado para eso. —Contesta mientras niega con la cabeza.

—No lo hará, está completamente borracho. Por favor, Amber. —Ruego juntando mis manos. Ella suspira pero accede.

MI GUARDAESPALDASWhere stories live. Discover now