TESA (parte II)

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Sentados en el destartalado banco de madera del mirador, que estaba cerca de la casa de Yuna, espere a que Kenzo comenzase con su historia mientras me recreaba en unas hermosas vistas del pueblo. Tenia ganas de conocer cualquier detalle de su vida.

Él se recostó cómodamente  apoyando sus brazos en el respaldo, echo su cabeza hacia atrás con sus hermosos ojos cerrados, dejando que su piel fuese acariciada por el calor del sol que este día lluvioso nos estaba regalando. Él era la viva imagen de la tranquilidad, de la paz, sin embargo cualquiera que pasase por allí y me viese pensaría que estaba tensa y así era, sentada sin recostar mi espalda y con mis manos bajo mis piernas, ya que no sabía que hacer con ellas, esperaba pacientemente a que él me hablase de ella, su mujer. No conocía nada de su vida actual, pero nunca me habría imaginado que a sus veintitrés años ya fuese médico y que ya arrastrase un divorcio.

-          ¿Qué quieres saber?

-          Lo que quieras contarme.- aunque realmente quería saberlo todo de él, había decidido comportarme, ser paciente y no atosigarlo con un sinfín de preguntas.

-          Bueno pues, comenzare por el final de la historia, je, je, je…que es algo que ya conoces.- parpadeo y esta vez al comenzar a hablar de nuevo fijo su mirada en mí.- Me he separado hace un mes más o menos…

-          ¿Por qué? – me tape la boca con la mano en un impulso inútil ya que pese a no querer atosigarlo lo había echo de todas formas.

-          ¿Por qué?, buena pregunta… con una sencilla respuesta, porque nunca me debería haber casado con ella, porque es la persona más caprichosa, egoísta y manipuladora que conozco. Sin embargo cuando estaba triste o preocupada tenía una forma de mirarme que me desarmaba por completo.

-          ¿Y que cambio esta vez?

-          Ella nunca lo reconocerá si alguien le pregunta, sin embargo las discusiones  formaban gran parte de nuestra vida diaria, nunca en público por supuesto ella se encargaba de ello, había que mantener las apariencias.- elevo la comisura de los labios en gesto de resignación.- y siempre terminaban igual, hasta el día en que dije basta:

-          “¡No me quieres!- dijo Teresa echándose las manos a la cabeza.- hay otra ¿verdad?- grito histérica sollozando.”

-          “No hay nadie más, nunca ha habido nadie más, tranquilízate.”

-          “No me hagas esto por favor, no me dejes, te necesito, no lo soportaré si te vas de mi lado, si alejas de mí - intento acercarse a él mientras extendía sus brazos, pero Kenzo se aparto.”

-          “No empieces Teresa, esto no tiene arreglo”

-          “ Sé que me he portado mal contigo, pero puedo cambiar te lo prometo”

-          “No, no puedes. Y esta vez dudo que pueda perdonarte por lo que has hecho. Estoy cansado de todo esto, estoy cansado de tus tonterías, estoy cansado de enterarme por terceros que te acuestas con otros”

-          “¿Cómo?, eso no es cierto quien te ha dicho eso”

-          “Ayer Carlos se acercó a mi en la cafetería del hospital…”

-          “¿Y vas a creer a ese antes que a mi, tu esposa? Llevamos juntos siete años, me conoces, yo nunca seria capaz de hacerte eso”

-          “Precisamente porque te conozco se de lo que eres capaz,… , además te vi, Tesa, te vi a ti y a Mateo en la sala de guardias, hace dos noches. Reconócelo y acabemos con esto de una vez”

ANÓNIMAWhere stories live. Discover now