INCONSCIENTE

1.7K 32 1
                                    

Iba arrastrando los pies entre las hojas secas que cubrían todo el camino de tonalidades rojizas y doradas, cuando se levanto una ráfaga de viento que me hizo recordar que me había olvidado de coger algo mas de abrigo. Cruce los brazos sobre mi pecho intentando conservar un poco de calor corporal, pero no conseguí nada con ello, estaba aterida de frío. Eche a correr con la esperanza de que eso me hiciese entrar en calor. En ello estaba cuando un ruido a mi espalda me sobresalto. Sin dejar de correr mire hacia atrás por encima de mi hombro asustada. Aparentemente no parecía que hubiese nadie persiguiéndome, pero el bosque creaba sombras engañosas de las que uno no se podía fiar, por lo que acelere el ritmo intentando poner la mayor distancia posible entre mi padre y yo.

Mis pies tropezaban cada poco con las imperfecciones del terreno, apenas pudiendo conservar el equilibrio, pero eso no me impidió continuar. Un pie delante del otro me alejaba de un destino cruel y me daba esperanzas de una nueva vida libre. Aunque no seria fácil alcanzar mi libertad; mi torpeza me jugo una mala pasada, hundí uno de mis pies en un agujero oculto entre la hojarasca y caí de bruces, dándome con la cabeza contra una piedra que bordeaba el camino. Solo conseguí darme la vuelta y quedarme tendida boca arriba viendo como las copas de los árboles se movían por el viento y se iban nublando poco a poco hasta acabar inconsciente.

Sentí una caricia en mi rostro, un murmullo en mi oreja y su dulce perfume el mi nariz.

-Ya hemos llegado, despierta mi niña

Sin abrir todavía los ojos, me lancé a su cuello, abrazándolo fuertemente mientras las lágrimas brotaban bajo mis párpados y corrían por mis mejillas

- Ya paso todo mi amor ¿has tenido un mal sueño?

- Más que un sueño era un mal recuerdo.- Lo mire fijamente y besé su dulces labios.- Gracias.

-¿Por qué?

- Por todo. Nunca te lo he dicho, pero gracias a que te he encontrado estoy aquí viva. Sin ti mi vida carece de razón de ser. Me comprendes tan bien, has tenido tanta paciencia con mis problemas. Me has ayudado a darme cuenta de que se puede salir incluso del agujero más profundo. Te quiero, te necesito. Y me harán falta días para poder agradecerte todo lo que has hecho por mi- quería seguir pero no pude, me faltaba el aliento, ahora él me besaba a mi sin pausa.

Me cogió en brazos y sin dejar de besarme entramos en casa.

Sus manos cálidas recorrieron mi espalda en una suave caricia que me hizo estremecer de placer. Yo enrede mis dedos en su pelo atrayéndolo más hacia mí. Y nos entregamos el uno al otro como si fuese la primera vez, allí mismo en la suave alfombra blanca del salón.

ANÓNIMAWhere stories live. Discover now