1. Cruel realidad

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Todos pensamos que nada cambiaría, que no pasaría nada si abusábamos de la naturaleza, que nadie nos reprocharía algo si lo hacíamos o que aunque nos aprovecháramos de nuestro poder, ninguna persona nos pondría un alto.

¡Que tontos fuimos porque nos equivocamos!

Ese año, la humanidad se terminó. Ese año, nuestros superiores tomaron acción y responsabilidad de nuestros movimientos idolatras e ignorantes que hacíamos sin considerar las consecuencias de nuestros actos.

¿Recuerdan ese dicho? Ese que decía que siempre sería el humano el ser más inteligente y mejor capacitado para gobernar el planeta; que éramos mejores que los propios animales y toda planta que existía en este mundo. Bueno, eso era lo que querían que creyéramos, que pensáramos que nadie podía superarnos.

Ahora todo es diferente a esos años de gloria para los seres humanos.

Se decía que en año 2012, todo se acabaría y asi sucedió.

Mi abuela cuenta en sus escritos lo que pasó ese día de privación; ese que le tocó a su madre, mi tatarabuela. En sus cartas, relata los detalles de ese día negro. Cuenta que todo se oscureció y que toda nube tapó a cada ser del planeta. Se llenó cada rincón de un color gris oscuro y entonces, ellos aparecieron.

¿Ovnis? ¿El calentamiento global? ¡No, señores! Los mayas tenían razón en una cosa: alguien nos cambiaría, pero no moriríamos. Había sido mucho peor de lo que pensabamos. En diciembre de ese año, esos viejos seres reclamaron sus tierras.

Nadie hubiera creído una historia tan loca, pero ahora es más que un hecho que los vampiros existen.

¿Vampiros? Así es.

Seres inmortales, de perfección divina y que nos han superado siempre en la sabiduría y experiencia. En cualquier cosa, ellos siempre sobresalen con cien de excelencia.

Las leyendas que creíamos que no existían, los cuentos y mitos que parecían absurdos e irreales; todos eran reales. Esos seres con poderes increíbles se levantaron ese día; el día en donde nuestra era se terminó y la de ellos empezó.

Doscientos años después, la coherencia ya no es como la conocíamos antes.

Nací en este régimen gobernado por ellos, por lo que nunca pude conocer lo que fue el mundo divertido. Ahora, la libertad no existe. Todo ser humano es un esclavo o una persona a punto de convertirse en ello.

¿Yo? A mí aún no me han comprado.

¿Comprar? Sí, comprar. ¿Apoco creían que solo venían por sangre y ya? No. Ahora, todo el que toque sus dieciocho años entra a las subastas; y no se salvan ni los hombres. Lo peor de todo es que lo sabemos desde pequeños, porque nuestras madres nos torturan con eso cada día. "Es tu destino", siempre dicen; sin embargo, todos sabemos la verdad: cuando pones un pie en ese edificio, tu vida termina.

¿Qué? ¿Esperaban que esto sería como esos libros que —aún no se por qué—los hombres del pasado escribían? ¡Por favor! Ningún vampiro tiene un amorío, ninguno. Ellos simplemente escogen en las subastas de cada año a su alimento, su recipiente, su obrero o su maquina de reproducción; la suerte decide.

Y si se preguntan del por qué no nos hemos revelado, es porque a eso le llamamos suicidio ahora. Los vampiros de hoy no tienen las debilidades que en los cuentos de terror siempre pintaban. Nunca odiaron el olor del ajo y ahora, los crucifijos ya no les hacen algún daño en lo absoluto. Aún no pueden caminar bajo el sol; pero lo bueno es que tienen una gran reserva de sangre y no nos asesinan en manadas.

¿Cómo la consiguieron, preguntarán? Muchos hombres, al verse atrapados por los hechos, trataron de restaurar la paz humana que poseíamos. Lamentablemente mentiría si dijera que no murieron en vano, porque la guerra duró solo una semana. Según mi abuela, sangre humana corrió por las calles de todo el mundo durante días y seguramente se quedaron con mucha de ella.

Era vampiricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora