Capítulo 11 "Estúpido"

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Desperté con un dolor martillante en la cabeza, estaba casi todo en penumbras, sino fuera por una pequeña fuente de luz que no logré distinguir hasta que mi visión se acostumbró a la oscuridad, todo estuviera en tinieblas. Era una vela.

Estaba atado a una silla.

No vi a nadie por ningún lado. De repente escuché pasos. De tacones. ¿Derek usa tacones? Eso fue un pensamiento estúpido está claro que no usa. Era alguien más.

—Hola amor mío —escuché su voz.

—¿Daniela? —pregunté atónito, ¿qué hace ella aquí? ¿Acaso ella es la que está detrás de todo esto y no Derek?

—Veo que no olvidas mi voz. Me alagas —dijo acercándose a mi. Luego suspiró —Veo... decepcionada que te llevaste a mis compañeros. Vas a pagar por eso y por otras cosas. Ejemplo: cuando me dejaste por tu hermanita. Por todas las veces que me rechazaste, por las vergüenzas que tuve que pasar... ¡Por ti! —dijo lanzándome un puñete en el rostro.

Tenía una especie de anillo que hizo que me doliera como el demonio, quedé un poco mareado. Es imposible que esa chica sea la chica con la que estuve durante un año completo.

—Daniela, podemos hablar. Nada se soluciona as... —me lanzó otro puñete que rompió mi nariz. Sentía la sangre bajar hasta mi boca.

Me golpeó en el rostro hasta que casi perdí la conciencia, pero me obligué a no ceder ante el dolor. No puedo desmayarme.

Veía todo borroso. Pero logré ver cómo buscaba una daga y me la mostraba en el rostro. Mientras hablaba:

—Cada herida que te haré será para que sientas todo lo que yo sentí. Al ver que cada día te alejabas más de mi. —dijo mientras ponía la daga en mi muslo.

—Podemos hablar...

—Ya el tiempo de hablar ha pasado Leonardo. Como no está tu pequeña bastarda. Tú serás su remplazo. —sonrió.

Mierda. Tenía que hacer algo. No tenía ninguna de las armas que tenía cuando entre en este lugar. Busqué por todo el lugar con la vista hasta que las vi. Estaban en una mesa vieja como a seis metros de mi.

—Daniela perdóname. No hice nada de eso para hacerte daño. —hablé y logré llamar su atención. No sé que más decir. Me siento muy mal —No tienes por que hacer esto. Yo la verdad... —tragué saliva y seguí – Nunca debí dejarte. Ahora lo veo. Te necesito, no sé en qué estaba pensando.

   Se acercó lentamente a mi. Con la daga en la mano. Con la mano libre acarició mi rostro suavemente. Solo necesito tiempo.

   Ella me miró con sus ojos inundados en lágrimas. Su rostro se acercó al mío y besó mi mejilla, se movió hasta llegar a mis labios. No puedo hacer esto. Ella movía sus labios desesperadamente buscando alguna respuesta, pero simplemente no pude.

—Leonardo. Perdóname tú a mí. Sé lo que le hizo Derek a tu hermana porque yo estuve ahí. Y hoy iba a matar a tu hija. Y yo obligué a un hombre que matará a un chico que ni siquiera sé su nombre. El hombre no se atrevió y descargue toda mi furia en el chico hasta casi matarlo. —decía mientras lanzaba sollozos. —Sé lo que te va hacer si te quedas.

    Quedé sorprendido por el cambio repentino de ella. Se movió rápidamente y me dejó la daga en mis manos, pude sentir el frío de esa arma.

    Caminó hasta quedar al frente mío de nuevo.

—Daniela, ¿Por qué es...

—Cállate. Quiero que sepas que me arrepiento de todo. Me dejé llevar por el odio y el rencor. Eso combinado con un chico completamente loco. No es bueno. —lloró fuerte. Me hacia sentir muy mal. Siento como si yo fuera el culpable de su desgracia. —Perdóname Leon...

   No terminó la frase. Ví una mano con un cuchillo cortando el cuello de Daniela. Fue tan inesperado para ella que abrió muchos los ojos, estaban inundados en lágrimas.

   —Te amo Leonardo —fueron sus últimas palabras antes de que la luz se fuera apagando de sus ojos.

   El cuerpo cayó hacia un lado sin vida. Aparte la vista no quería verla. Es mi culpa que ella muriera de esa forma. Jamás me lo perdonaré.

   La risa de Derek me sacó de mis pensamientos. Se reía como un maniaco. Lo miré perplejo. Su vestimenta no combinaba para nada con el lugar. Resaltaba con toda esa porquería.

   Se limpió las manchas de sangre que había salpicado su traje blanco con un pañuelo y con cara de asco. Agarré bien la daga y comencé a cortar la cuerda, rápido pero cuidadoso.

—Era una puta sin remedio —dijo mirándome. —Tenía mucho tiempo que no te veía hermano querido. Te extrañé —dijo caminando hacia mi —Aunque mi sobrina es muy bonita. Y me duele aceptarlo pero. Es tuya. —puso una cara fingiendo tristeza.

   —Pues yo no te extrañé en lo más mínimo —dije intentando distraerlo mientras cortaba. Miré hacia otro lado. No soportaba su estúpida cara.

—No seas así —tomó mi rostro y me hizo mirarlo —Estas hecho un desastre. Mi Daniela ha hecho bien su trabajo. —me miró con una emoción un poco fuera de lugar.

    Ya está. Lo hice solo hay que esperar el momento.

—Sabes que me va a doler tu muerte. ¿Verdad? —me preguntó mientras caminaba delante de mi de un lado a otro.

—Si, lo sé. Me quieres tanto que me vas a tener en tu casa después de muerto —dije haciendo una mueca.

—Buena idea hermanito. Eres muy inteligente —me sonrió. Sentí un escalofrío por mi espalda solo de imaginarme aquello.

—Estas loco ¿Sabes eso? Necesitas ayuda. Yo puedo ayudarte —dije en voz baja.

—¡No! ¡No quiero tu maldita ayuda! ¡Suficiente has hecho en meterte entre Joscelin y yo! —gritó y caminó rápidamente a la vieja mesa y agarró un arma, me apuntó y disparó dándome en el brazo.

   Ese dolor se me hizo conocido. Ya lo había experimentado. Mierda, pero me había olvidado que tanto ardía. Todavía no era el momento. Me pregunto dónde está los amigos de Carlos, obviamente debieron escuchar ese disparo.

—¡Estoy harto de toda esta mierda. Me quitaste a una chica maravillosa. La has hecho sufrir tanto. Que me olvidare que eres mi hermano! —dijo mientras se acercaba a mi. Era ahora o nunca.

     Me puse de pie lo más rápido que pude, con los oídos zumbándome y la cabeza a punto de estallarme. Me lancé contra él. Empuñé bien el arma y se la enterré en el pecho. Fue tan inesperado para él que vi por primera vez desde que lo conozco, miedo en su mirada.

—Tu nunca serás un hermano para mí —le dije mientras hundía la daga más adentro de su pecho. Su mirada bajo a su herida y sus manos fueron a la daga.

—Eres un estúpido hermanito —cayó y yo con él.

   No me había percatado hasta que sentí un dolor en mi pecho. La adrenalina de haberlo matado me impidió sentirlo. Ahora sí lo hacia. Él soltó un disparo contra mi. Justo en el pecho.

Feliz año nuevo a todos! 🎆🎊🎉🎊🎇

Mi Sexy Hermanastro 2 [+18]Where stories live. Discover now