10

962 45 2
                                    

Ethan

Abrí los ojos y por primera vez en siete años, me sentí en paz. Mire a mi lado y la vi, profundamente dormida. Su cabello caía en su cara y cubría sus hombros, algunos mechones rojos estaban sobre sus labios.

¡DIOS! Sus labios estaban hinchados. Una gran satisfacción crecía en mi interior mientras recordaba la noche anterior.

Jamás creí que, cuando la volviera a ver terminaríamos haciendo el amor tantas veces y toda la noche.

Ese no era el plan.

Pero como siempre, mis planes nunca funcionaban cuando Liv estaba cerca de mí, todo mi mundo giraba en torno a ella.

Todo dejaba de tener sentido sin ella. Y entonces esa maldita pregunta volvió a mi cabeza.

¿Cómo hubiera sido mi vida, si ella no se hubiera marchado?

Estaba seguro que no habría sido fácil, pero hubiéramos salido a delante. Probablemente, estaríamos casados y conociéndome, tendríamos un hijo…o tal vez dos…Ella estaría trabajando como maestra de historia o pintando cuadros para alguna galería y yo en la oficina donde todos me tendrían envidia por la increíble mujer que llevaba mi anillo en su mano izquierda.

Un maldito ruido me sacó de mis pensamientos. La alarma sonaba pero solo eran las seis. Hacía una hora que el cansancio nos había vencido, entonces ¿Por qué mierda estaba sonando?

Liv se movió, se giró y apagó la alarma. Mientras lo hacía, las sabanas dejaron al descubierto algo que había visto la noche anterior. Pequeñas golondrinas salían de una jaula en su hombro izquierdo y bajaban por su espalda para desaparecer en su espalda baja. Era tan hermoso. Mi mano recorrió el caminó que las golondrinas marcaban y se estremeció.

—¿Qué significa?

—Libertad —Suspiro. Empecé a trazar con pequeño besos el camino de su espalda, la escuche gemir y se relajó.

—¿Hace cuánto?

—Dos años.

—¿Te dolió?

—Todos los tatuajes duelen, Ethan.

La giré y me coloque sobre ella, sus grandes ojos negros me pedían a gritos que la tomará otra vez. Cerré su boca con mis besos y el deseo apareció otra vez.

—Ethan…

—Te amo Sky. Siempre te he amado.

—Yo también te amo. Nunca deje de hacerlo.

Era todo lo que necesitaba escuchar. Esta vez nadie me la quitaría. Nadie se interpondría en nuestra vida. Recordé que llevaba una pequeña caja en mi maleta y me maldije por no haberla puesto en mi saco la noche anterior.

Liv se aferraba a mí cuerpo con tanta fuerza, sentí sus manos recorriendo mi espalda, sus piernas enredadas mientras la hacía mía otra vez. Eso era lo que había buscado tantas años y nunca pude encontrar.

Había buscado esta satisfacción en tantas mujeres, pero claro. Ninguna era Liv. Mi Liv. Cada noche soñaba con tenerla en mis brazos, soñaba con despertar a su lado, soñaba con hacerla mía. Y ahora la tenía.

El maldito sonido apareció otra vez.

—Apágalo o lo aviento la maldita cosa por la ventana.

—Es mío.

—No amor. —Dije abrazándola con más fuerza. — Yo soy tuyo.

—También —Se rió con ternura. Sus manos acariciando mi cara y trazando pequeños círculos en mi mejilla— Sabes que tenemos que dejar esta cama en algún momento, ¿Verdad?

—Por supuesto que no.

—Ethan tengo que ir a trabajar. De hecho —Se movió y salto de la cama envuelta en una sábana— Por tu culpa voy a llegar tarde.

—¿Y si no es mucha molestia, podrías decirme cuál es ese trabajo que logra alejarte de mis brazos?

—Sigues siendo cursi.

—Es tu culpa. No me respondiste.

—Por las mañanas trabajo en el mejor café de toda la ciudad, se llama Sunshine, de hecho, mi jefa se llama igual que tu madre.

—Dime que no eres mesera, por favor. —Se volvió con el ceño fruncido.

—¿Y cuál es el problema si lo fuera? No tiene nada de malo, es un trabajo decente.

—No quise decir eso. —Suspire, me levante y la envolví entre mis brazos— Lo que quiero decir es que tu no deberías trabajar ahí. Tú deberías estar pintando y exponiendo tus cuadros, deberías estar a mi lado y no trabajando en una cafetería regalando sonrisas que me pertenecen.

—Ethan tengo que trabajar. Necesito dinero para pagar la renta, tengo muchas deudas.

—Sky…

—Detente. No quiero hablar de ello.

—¿Y cuándo lo haremos?

—Se me hace tarde, por favor. —Me miró con esa cara que siempre ponía cuando quería hacerme olvidar las cosas— Esta noche ¿Sí?

—¿Por qué no después de tu turno? Alto. Dijiste “Por las mañanas” eso significa que tienes otro trabajo.

—La vida no es barata Ethan. Claro que tengo otro trabajo. —Empecé a sentir como la sangre me hervía, ¿Cómo era posible que ella trabajará tanto? Todo era culpa de su padre, si él no hubiera hecho ese sucio trato, mi Liv no tendría que estar trabajando por las tardes— Alto. Te recuerdo que te conozco muy bien, no sé qué es lo que piensas, pero de una vez te digo que ninguno de tus planes macabros evitará que siga con mi vida.

—Esto no es vida…

—Es mi vida Ethan, es la vida que me tocó vivir.

—Mentira. Es la vida que te obligaron a vivir.

—Ethan…

—No Liv. Tu vida era estar a mi lado. Teníamos planes juntos. Teníamos una vida por vivir. Tú y yo nos íbamos a casar. No tendrías por qué estar viviendo en este lugar y mucho menos trabajar de eta forma.

—¡Basta! Es mi vida Ethan, la he aceptado.

—Liv…por favor —Tome su cara para que viera la necesidad que mis ojos reflejaban, quería que ella me necesitara tanto como yo la necesitaba a ella— Ven conmigo. Te juró que te haré muy feliz.

—Ethan…

—Por favor, yo te sigo amando. ¡Maldita sea nunca deje de hacerlo! Todos estos años creí que tenía que olvidarte, lo intente. Pero cada vez que besaba a otra mujer eras tú en quien pensaba. He pasado los peores años de mi vida, te necesito más de lo que tú puedas imaginarte.

—No lo entiendes…

—Entonces explícamelo. Por qué lo único que yo sé, es que fue culpa de tu padre que nos hayan separado, solo sé que te sigo amando y que cada minuto que pasé lejos de ti mi corazón sangraba con tu solo recuerdo.

—Basta…por favor…

—Sky, por favor. Ven conmigo a Chicago. Quédate a mi lado para siempre, terminemos lo que prometimos esa noche hace siete años. Cásate conmigo, se mi esposa. 

Solo túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora