Encapuchado『Hoodie』

Caso cerrado

Hoodie's PoV

—¡Que tonto soy! —Exclamó Slenderman y me asustó.

—¿¡Qué pasa!? —Exclamé de vuelta.

—Se me ha olvidado que podía teletransportarme —Respondió Slenderman dándose un palmazo en la cara.

Él puede ser tonto pero yo también, pues tampoco lo recordé.

—Entonces ¿A qué esperas? ¡Llévame ya donde está Gem! —Exclamé.

—Tendré que teletransportarme en la puerta, recuerda el plan, Hoodie.

—Tienes razón —Finalicé y nos transportamos.

Odiaba teletransportarme porque siempre que lo hacía me dejaba un gran dolor de cabeza.

—Vamos, pégate a mí —Ordenó Slenderman y eso hice.

Nos teletransportamos rápidamente y cuando abrí mis ojos observé una cabaña parecida a la nuestra pero mucho más vieja.

—¿Es aquí? —Pregunté.

—Por supuesto. ¡Venga! Entra ya, no le queda mucho tiempo a Gem —Me apresuró el hombre sin rostro.

—¡Sí! ¡Voy! Tranquilo...

—¡Ah, Hoodie! —Me llamó.

—¿Qué pasa? —Pregunté y me giré hacia él.

—Toma, creo que lo necesitarás.

¡Con esto ya me sentía más seguro!

Miré de nuevo la cabaña y tragué saliva.

Allá voy.

Gem's PoV

Estaba por orinar en cualquier esquina de la jaula cual perro hasta que la puerta se abrió.

—Ya queda poco. ¿Algún deseo antes de morir? —Me preguntó sonriendo de lado.

—¡Claro! ¡Llévame al baño! —Exclamé.

Tal vez se me ocurra algo para escapar.

El payaso me miró con asco.

—Sólo estaba siendo sarcástico, niña —Explicó.

—¡Yo quiero ir al baño! ¡Yo quiero ir al baño! ¡Baño! ¡Baño! ¡Baño! ¡Ba...

—¡Aaagg! ¡De acuerdo pero cállate ya, idiota! —Exclamó furioso.

Se acercó a la jaula y abrió el candado de la puerta con una llave que sacó de su traje, luego entró a ella y abrió también el candado de mi pierna, me agarró del brazo con fuerza y me guió al baño.

—¡Me haces daño! —Me quejé.

—Pues te aguantas —Dijo sin mirarme.

Hice una mueca de desagrado.

Cuando llegamos al baño se metió conmigo.

—Ya te puedes ir —Ordené.

—No —Negó.

—¿Qué? No pretendrás ver cómo hago mis necesidades ¿No? —Pregunté incrédula.

—¡Pues claro! ¿Cómo voy a dejarte sola si sé que podrías escapar? No me fío de ti —Respondió.

—Pues yo no voy a hacer mis necesidades si estás mirando —Me negué.

—¡Pues no me hagas perder más el tiempo! —Exclamó y me volvió a agarrar del brazo —Te llevaré de vuelta a la jaula si eso es lo que quieres.