Capitulo 3: Hello

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JongUp abría los ojos con pesadez nuevamente ese rubio estaba rodeando a su cintura hacia un par de semanas que tenía ese viejo hábito a veces no lo sentía en las noches ingresar a su habitación solo en las mañanas se encontraba aprensado en esos delgados brazos, respiro con tranquilidad, ese nuevo ciclo escolar había comenzado muy interesante, se arrincono más en ese pecho, adoraba el olor a su colonia.

—Se nos va hacer tarde. —Hablo dulcemente. —Ya deja de hacerte el dormido aún debes ir a tu casa a bañarte.

—Hoy no tengo clases en la primera hora. —Contesto el rubio abriendo los ojos, desenredo aquella maraña de cabello rosada. —¿Por qué tienes el mismo color que ese niño malcriado?

Jong se levantó riendo comenzó a buscar su ropa interior para disponerse a bañar, tenía entrenamiento temprano, observo como el rubio se volvía a esconder en las cobijas, su hyung siempre fue perezoso, caprichoso y vanidoso.

—Estamos en la misma clase de baile hace un mes hicimos presentación así que decidimos pintarnos el cabello igual ya que ambos somos los mejores. —Hablo dirigiéndose al baño con una pequeña sonrisa triste. —Recuerdo que te invite pero creo tenías una cita con Suzy, tu novia en turno.

HimChan sintió como un balde de agua helada se vaciaba en su espalda, ese tono de tristeza lo habían lastimado, era verdad, era una persona egoísta, soberbia y vanidosa que solo pensaba en sí mismo, se odiaba por ser tan maldito a veces con Jong, por ser tan cruel se levantó de la cama para irse, claro que recordaba ese día moría por ir a ver la presentación del pequeño pero Suzy no dejaba de presionarlo para tener una cita así que una vez más gano su libido, su deseo por lo que cedió ir a la cita, una vez terminada su pasión corrió al lugar del evento pero todo había terminado, al final solo veía como la clase de su Moon levantaban el trofeo contentos, se odiaba a si mismo por ser tan débil, por siempre hacerle caso a su deseo carnal que al sentimiento que vivía en su pecho, recorrió aquella habitación, le dolía darse cuenta que poco a poco el pelirrosa lo iba relegando, ya no había tantas fotos de los dos juntos, solo trofeos de campeonatos de Tae kwon do, baile, juegos de carta, sencillamente ese joven llevaba una vida perfectamente sin la necesidad de la presencia del rubio, le dolía, le lastimaba, no soporto más así que salió de ese lugar. YoungJae bajaba por ese viejo elevador mientras acomodaba su chaqueta al salir del edificio vio aquel hermoso auto amarillo estacionado al frente, su guapo amigo estaba esperándolo, le abrió la puerta para después arrancar.

—Lo he estado pensando así que decidí que invitáramos a JongUp a comer con nosotros, he preparado suficiente comida para los cuatro. —Hablaba elegantemente el pelinegro mostrando los obentos. —Han pasado casi dos semanas y tú no puedes pasar de un Hola, ¿Cómo estás?, eres pésimo cuando te pones nervioso.

—Lo siento, pero él es tan diferente, que no tengo ni idea como actuar. —Se defendió nerviosamente el castaño mientras aceleraba el auto a rebasando a otro. —¿Por qué tu hermano no viene con nosotros? ¿Por qué cuatro?

YoungJae y DaeHyun habían comenzado una muy buena amistad, descubrieron que compartían gustos en cuestión de la música además de que el segundo estaba sorprendiendo a sus padres por sus excelentes notas.

—Mi hermano tiene que estar antes para hacer ciertos deberes, él tiene una motocicleta, en lo personal la odio es demasiado peligrosa. —Añadía el pelinegro levantando los hombros. —Pues mi hermano comerá con nosotros quiere conocerte un poco más y así creo no estarás tan incómodo con más gente a tu alrededor.

—Espero tu hermano sea igual de lindo que tú, creo nunca lo he visto. —Hablaba animadamente el castaño estacionando el auto. —Listo hemos llegado su majestad.

Jae le contesto con un golpe en el pecho, era raro que a veces pudiera tener esos pequeños contactos, no le incomodaban o molestaban sino lo contrarío los disfrutaba por que DaeHyun era diferente, su esencia tan juguetona, su personalidad tan brillante que lograba a eclipsar a cualquiera, no paraba de mirar sus labios cuando una sonrisa se formaba en ellos, la adoraba, una vez más se perdía observándolos, sus mejillas se tiñeron rosas así que se giró para encontrarse con aquel pelirrosa, corrió hacia donde estaba.

Never give UpWhere stories live. Discover now