Capitulo 2: Start the Game

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El pelinegro corrió por los pasillos para alcanzar esa llamativa cabeza roja pero término perdiéndose, metió las manos en sus bolsillos suspirando resignadamente, comenzó a tararear una de sus canciones favoritas, de pronto a la lejanía distinguió una mata de cabellos rubios se metió en el primer pasillo que se topó, por nada del mundo deseaba chocar con esa acosador simplemente estaba comenzando a odiar esa escuela mientras miraba desinteresado el sitio al que había llegado decidió meterse a uno de los cuartos vacíos, solo había butacas viejas, algunos sillones algo desgastados, no entraba mucha luz, el ambiente era agradable así que decidió tomar una siesta, sus clases después del almuerzo serían autodidacticas así que no necesitaba regresar a su salón, decidió recostarse, coloco sus manos en la parte trasera de su cabeza, se dispuso a descansar, de pronto un rostro llego a su mente, una tenue sonrisa se formó en sus labios. Zelo pateaba una lata vacía en el jardín, no tenía ganas de ir a clases así que decidió vagar por la escuela, se colocó su gorra hacia atrás para sentir la brisa del aire golpear sus mejillas, a lo lejos escucho como un profesor se acercaba para regañarlo pero al ver quien era se regresó, una maquiavélica sonrisa se formó en su rostro, adoraba que la gente le temiera, que lo llenaran de mimos por ser el hijo del primer ministro, todos hacían lo que se le antojaba, fue entonces que a lo lejos observo a JongUp siendo molestado una vez más por el grupo de denominado visual, se rasco la cabeza con molestia.

—Hey tu tonto deberías alejar tu normal rostro de nuestra vista. —Le decía un rubio tomándolo por el cuello. —¿Cómo puedes aspirar a tener algo con nuestro Príncipe? Si eres tan raro.

—De una vez te aviso idiota espero te mantengas alejado de HimChan. —Interrumpía un castaño. —Mírate crees que puedes competir contra nosotros, por favor.

Los otros dos chicos rieron, a lo que JongUp solo volteo los ojos estaba cansado que siempre lo molestaran por lo mismo, como podían entender ese trio de niños que la belleza física no lo era todo, sintió una punzada en su corazón pero tenían razón él solo era un fantasma en esa escuela, casi no tenía amigos por su raros comentarios, además de que todos se alejaban ya que les temían a esos visuales, Kris, Luhan y Sehun eran los presidentes del club oficial de admiradores del príncipe HimChan, chasqueo la lengua su hyung siempre le traía problemas.

—Hey tú te dije que me trajeras rápido mi bebida. —Interrumpió de golpe un joven alto de piel blanca mirando desafiante a Kris. —¿Qué ya te cansaste de lamberle las botas al cara de conejo? No te metas en mi camino sino quieres que te rompa esa horrible cara que tienes.

—Contigo no es el problema higadito. —Salía Luhan defendiendo a su amigo pero el chico de cabellos rojos solo atino a darle un golpe en el estómago.

Los otros dos miraron sorprendidos la escena, odiaban a JunHong porque se creía un rebelde sin causa cuando solo era un niño caprichoso haciendo berrinche, se fueron corriendo del lugar, el joven más bajito miro esa escena y le regalo una sonrisa a su defensor.

—No entiendo por qué no les rompes la cara, eres más fuerte que ellos. —Hablaba molesto el joven de piel blanca comenzando a caminar. —Eres un idiota.

—Gracias si quieres te puedo invitar el refresco que quieres. —Respondía con una sonrisa Moon mientras caminaba hacia la cafetería. —Me pongo en forma porque me gusta hacer ejercicio no porque quiera pelear, solo dejo que se desahoguen un poco, me dan lastima.

JunHong levanto una ceja, ese sujeto era raro se comenzó alejar dejándolo solo, no tenía ánimos de conversar con él, ni siquiera sabía porque le ayudo, se dirigió a su escondite, a las bodegas atrás de la escuela, se colocó los audífonos para bailar al ritmo de la música, esa era su droga para calmar esa ira que crecía en su interior, esa bestia que se apoderaba de él, cada tonada fue interpretada por su cuerpo, se metió en ese cuarto noto que había un poco de más espacio pero hizo caso omiso para cerrar sus ojos y seguir bailando, sus caderas se movían con decadencia, Pyramids de Frank Ocean siempre despertaba algo de sensualidad en él. Bang YongGuk abría los ojos al sentir como una mochila lo golpeaba, se incorporó para ser espectador de la más erótica imagen. DaeHyun caminaba a lado de su nuevo amigo quien no paraba de inflar las mejillas, de hacer bufidos, era consiente que lo quería lejos de él, pero sencillamente el castaño no tenía ganas de irse, metió sus manos a los bolsillos y continuo con una de sus tantas anécdotas se colocó enfrente del pelinegro caminando hacia atrás cuando de pronto choco con alguien.

Never give UpWhere stories live. Discover now