XIII. Runway

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La primera prueba de vestuario fue durante ese mismo fin de semana. Aquella mañana de sábado, los nervios se manifestaron tempranamente en mí. Desde que supe que trabajaría para Versace, decidí apegarme a mi dieta más que nunca, por lo cual no había comido absolutamente nada durante esos días con la única intención de querer encajar a la perfección en la ropa que tuviese que modelar. Quería lucir hermosa, sin importar lo imposible que me pareciera. Una vez que llegué a las oficinas de la marca, me guiaron hacia donde se encontraban todas las modistas y modelos viendo los detalles para el gran día. Según lo que se me había informado, al igual que el resto de las otras chicas, tendría tres apariciones en la pasarela, serían dos vestidos y un especial de ropa interior. Recuerdo bien que una vez que tuve la ropa encima, tuve que hacer esfuerzos sobrehumanos para no fijar mi vista en el espejo, pues si lo hacía terminaría renunciando a mis sueños. De cualquier forma, me parecía que la ropa se adecuaba relativamente bien a mi cuerpo, aunque tal vez era demasiado ajustada y quizás necesitaría una o dos tallas más grandes. "Demonios", pensaba. Necesitaba pesar esos malditos treinta y cinco kilos con desesperación.

Finalmente había terminado consiguiéndome tres entradas exclusivas para mis invitados: Niall, Eloise y Harry Styles. Por supuesto que cuando los organizadores del desfile se enteraron de quiénes se trataba, no me dieron unos asientos cualquiera, sino que los de la primera fila. Claramente, dos integrantes de One Direction junto con la novia oficial de uno de ellos, significaba muchísimo para la marca, obviamente no habrían podido quedarse en cuarta o quinta fila, ellos tenían que estar adelante. Por otro lado, no me molesté en pedir una cuarta invitación para Bradley, probablemente no querría asistir y ni siquiera hubiese sido capaz de permanecer tanto tiempo sobrio.

Durante esos días no pasaron demasiadas cosas, simplemente el ambiente navideño estuvo rondando Nueva York con persistencia, mas yo parecía no pertenecer a él. En mi departamento no existían decoraciones, no había un árbol que rodear de regalos, ni mucho menos un fanatismo inexplicable por esas fechas. A pesar de ello, sí recibí regalos, uno de mi madre, quien me mandaba una serie de fotografías de la familia en San Francisco, junto con una caja de bombones; otro de Bradley que consistía en una cajita de madera que contenía un montón de variedades de té; y otro de Niall, que resultó ser una preciosa pulsera de Swarovski.

Posterior a esa primera prueba, hubo una segunda el día antes del desfile, donde se verificaría que estuviese todo absolutamente perfecto en cuanto a la ropa. Tenía que admitir que estaba muchísimo más tranquila que la primera vez que tuve que probarme la ropa, ya que durante esa mañana, al subirme a la balanza, me pude percatar de que ya pesaba cuarenta y siete kilos, y que por lo tanto estaba tan solo a doce de alcanzar mi meta.

Parecía extraordinario lo rápido que había llegado mi gran día. Ahí me encontraba en mi departamento haciendo tiempo antes de partir, tratando de no morderme las uñas y fumándome uno de los cigarrillos de Brad mientras me movía de un lado para otro.

- ¿Qué sucede, Aly?- Preguntó la voz rasposa de Bradley cuando se encontró conmigo en el living. Dirigí una mirada hacia él, analizándolo. El pelinegro nada más vestía la parte de abajo de su pijama y decoraba su mentón con una barba de varios días, en su mano derecha se posaba una botella de vodka a medio tomar, siendo que recién eran las cuatro de la tarde. Me mordí el labio inferior, decepcionada.

- Nada, cariño...- Mentí, botando el humo de mis labios, sin siquiera sentirme culpable de no haberlo invitado. Miré la hora en el reloj de pared, sonriéndome a mí misma en mi interior, aliviada. La hora de partir había llegado. Apagué el cigarrillo en un cenicero.- Iré... Iré al gimnasio, a pasar el rato.- Volví a mentir.- Deséame suerte, ¿Si?

- Eh... Bueno, suerte en el gimnasio.- Me dijo él, un tanto extrañado, observando mi delgada figura salir por la puerta, esa misma figura que yo no era capaz de verla tal como era.

Little Things » Niall HoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora